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jueves, 10 de julio de 2008

El matadero del Fuerte de San Cristóbal, Iruñea, monte Ézkaba, Pamplona

El Fuerte de San Cristóbal fue, es, una fortaleza militar ordenada construir en 1919 por Alfonso XII en la cima del monte Ezkaba, junto a la ciudad de Pamplona. Durante la guerra y postguerra fue utilizada por los armados traidores a la República Española para encerrar en ella a todos los posibles opositores que no hubieran sido fusilados con anterioridad, convertiéndose así en un auténtico centro de exterminio. Por el Fuerte --matadero-- pasaron al menos 4885 presos republicanos, muchos de los cuales pagaron con su vida tan terrible encierro.

Los asesinatos, las torturas, el hambre, los malos tratos y las enfermedades contraídas en la prisión aniquilaron a los presos, por lo que muchos de ellos organizaron y ejecutaron con éxito la fuga más sonada y numerosa del franquismo. En mayo de 1938 y hartos de esta situación, 795 presos consiguieron escapar del Fuerte. Solo 8 (3 según otras fuentes) lograron llegar a Francia. Los restantes fueron atrapados en muy diversos lugares y al menos 207 de ellos fusilados y enterrados en distintas fosas.

Recientemente, y gracias a un documento del investigador José María Jimeno Jurío y a los trabajos de las asociaciones de Familiares de Fusilados de Navarra y Txinparta, se ha podido hallar el cementerio que se construyó en 1940 en la ladera del propio monte, a 500 metros de distancia del Fuerte, por lo que se han podido identificar a 131 personas enterradas en él, casi todas ellas muertas a causa del hambre y de las enfermedades contraídas en su estancia en esta prisión-fortaleza entre 1940 y 1945. Además, no hace mucho que se han localizado los lugares de enterramiento de otras 203 personas muertas en la prisión y enterradas en 13 cementerios de la zona (46 en el cementerio de Berriozar; 20, en Ansoáin; 17 en Artica; 16 en Añezcar; 16 en Elkarte; 16 en Loza; 16 en Oteiza; 13 en Berrioplano y 13 también en Berriosuso; 11 en Ballariáin; 10 en Aizoáin; 1 en Barañáin; 2 probablemente en Berichitos, Pamplona, y 2 en fosa no localizada). De estos 203 fallecidos, 17 procedían de Andalucía, 3 de Asturias, 1 de Cataluña, 67 de Castilla-León (Ciudad Real, Cuenca y Toledo), 13 de Castilla La Mancha, 5 de Cantabria, 3 de Murcia, 5 de Valencia, 25 de Euzkadi (6 de Álava, 13 de Vizcaya y 6 de Guipúzcoa), 5 de Extremadura, 30 de Galicia, 17 de Madrid, 5 de Navarra, y 7 de otros países (1 de Argentina, 2 de Cuba, 3 de Portugal y 1 de Venezuela). Por ello, y como consecuencia de la investigación, en este momento se conocería ya el paradero de los restos de 334 presos del Fuerte, con lo que aún quedan por ubicar dos grupos de asesinados: los 207 fugados abatidos a tiros en 1938 y los llamados presos gubernativos de Navarra. Las cifras de la represión en San Cristóbal se elevarían así hasta las 600 personas asesinadas, lo que vendría a significar que al menos el 12% de los presos republicanos y antifranquistas recluídos en Ézkaba fueron asesinados, bien pasados por las armas, o bien por medio de malos tratos, hambre y enfermedades derivadas de las condiciones del penal, más propias de un campo de concentración nazi.

En la cima del Monte Ézkaba se encuentra el siniestro Fuerte de San Cristóbal


Guardias y otros responsables de la prisión de San Cristóbal.

Presos republicanos en el Fuerte de San Cristobal, en una imagen procedente de un fotograma congelado de un reportaje que se puede ver encontrar en youtube.

Presos republicanos en una fotografía realizada el 27 de abril de 1942.


Presos republicanos en la prisión de San Cristobal.

Presos republicanos en el Fuerte de San Cristobal, en una imagen procedente de un fotograma congelado de un reportaje que se puede ver encontrar en youtube.

Presos republicanos en el Fuerte de San Cristobal, en una imagen procedente de un fotograma congelado de un reportaje que se puede ver encontrar en youtube.


Presos republicanos en el Fuerte de San Cristobal, en una imagen procedente de un fotograma congelado de un reportaje que se puede ver encontrar en youtube.


Presos republicanos en el Fuerte de San Cristobal, en una imagen procedente de un fotograma congelado de un reportaje que se puede ver encontrar en youtube.

lunes, 7 de julio de 2008

Las mujeres no se arredran

Tras la entrada titulada "Las represalias se ceban en las mujeres" del 27 de junio pasado, me sigo considerando obligado por un compromiso moral a dar testimonio de la entereza y el arresto de la mujer republicana. O de la esposa, madre, hermana o hija de republicano, que tanto monta. Lo suyo, ¿era valor o resignación? ¿Pavor y acatamiento o callada rebeldía? ¿De dónde salía el coraje y la aparente sumisión, suficientes como para seguir vivas y tirar p'alante? No es posible imaginar siquiera los terribles actos de humillación, vergüenza y desprecio de los que fueron víctimas las mujeres durante la guerra en zona rebelde y durante la postguerra en todo el Estado. La pretensión del franquismo hacia la mujer fue mantenerla --especialmente a la casada-- dentro de los límites de la domesticidad, asignándole como papel fundamental el de mansas madres y esposas.

El yugo machista (aún hoy presente en nuestra sociedad del siglo XXI) se veía con el aniquilamiento del constitucionalismo republicano eficazmente retroalimentado en rentable sinergia por el intolerante fascismo de la nueva clase armada dirigente. El objetivo del nacionalsindicalismo franquista fue forjar (moldear, manipular) utilitariamente mujeres cuyo único fin fuera servir de complemento para el hombre. Desde esa insultante óptica, lo expresaba bien Pilar Primo de Rivera, responsable de la Sección Femenina de Falange, en 1942: "Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho". O como se llegó a decir en la revista de la Sección Femenina "Medina" del 13 de agosto de 1944, "la vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular –o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse".

En justa rebeldía y espantado de estas alucinadas patrañas francojoseantonianas, en breve seguiré trayendo al blog de "Todos los Rostros" decenas de imágenes en las que podremos apreciar a la mujer presa y oprimida en el interior de los infectos antros penitenciarios franquistas. Pero antes, no me resisto a seguir conservando en espera las fotografías que hoy os reproduzco y que me causan gran emoción al contemplarlas, ya que cada vez que las veo adquiero la certeza de que la mujer nunca se doblegó frente al machista tirano, silenciosamente socavó desde el interior del íntimo hogar los frágiles cimientos del político edificio antifemenino y antifeminista de Franco y aguardó su caída y desaparición con ansia.

Mujer de republicano le transmite consuelo a través de la malla de separación de un campo de concentración, probablemente en suelo francés tras la caída de Cataluña.

Recias y duras mujeres republicanas, o familiares de republicanos, presas en cárceles franquistas, según el libro “Presas Políticas”, de Ricard Vinyes.
Ni los sacerdotes, ni los carlistas, ni los falangistas, ni los militares, ni los policías, ni la guardia mora ni el mismísimo Franco arredran a esta mujer de un preso republicano antifranquista que trata de entregar al Dictador una carta a favor de su marido. Tarragona, 1949.

Procesión del Corpus en la cárcel de Ventas, en Madrid, 1939. Puede apreciarse que muchas mujeres lloran, a buen seguro atemorizadas por la extraña amalgama de espíritu religioso mileniarista y terror ante las continuas sacas y fusilamientos. Imagen extraída del libro “Trabajos Forzados” de Memoriaren Bideak.


Negativo de una ficha policial de una mujer presa política en 1973, según el Archivo General del Ministerio del Interior.

domingo, 6 de julio de 2008

Extraordinarias imágenes del Campo de Concentración de Miranda de Ebro

Sólo en determinados e interesados momentos políticos el régimen fascista de Franco se avino a que algunas muy escogidas de sus instalaciones penintenciarias fueran visitadas por altas instancias internacionales, a las que convenía aplacar, amansar o engañar. Así se pretendió en las pocas ocasiones en las que se autorizaron someras inspeciones de miembros de la Cruz Roja Internacional o se giraron visitas de embajadores y representantes de gobiernos afines o no enfrentados (véase la entrada "La traición de Francia" del miércoles 2 de julio de 2008). Éste también fue el propósito del régimen franquista cuando, tras fuertes presiones mediáticas y políticas en Europa, acabó autorizando a regañadientes la inspección de prisiones, campos de concentración y colonias penitenciarias españolas por parte de un comité de delegados de la independiente CICRC (Comisión Internacional contra el Régimen Concentracionario). Tras inspeccionar 17 cárceles y 5 colonias penitenciarias en la primavera de 1952, el comité, compuesto por David Rousset (fundador del CICRC), Elisabeth Dussauze (presa veterana deportada a Alemania y condenada a muerte), Lise Borsum (presa veterana de Ravensbrück) y André Alers (resistente belga deportado a Buchenwald), finalizó su tarea editando un Libro Blanco sobre el Sistema Penitenciario Español, en el que se incluían al menos 37 extensos y durísimos testimonios de prisioneros antifranquitas (vease uno de ellos en la página 34 del número 111 de la revista "La Aventura de la Historia") y en el que se concluía que en España existía un "grave peligro de arbitrariedad y .... una represión masiva y sistemática". Recomiendo en este punto la lectura del artículo "L’univers carcéral sous le franquisme" de Ricard Vinyes en http://www.conflits.org/index1568.html#text.

Por su parte, la Cruz Roja desarrolló una destacada acción humanitaria durante la Guerra Civil española que quedó recogida en una documentación que ahora ha dejado de tener el carácter de secreta y de la que se ha remitido copias digitalizadas y facsímiles al Archivo de la Guerra Civil de Salamanca. Estos documentos contienen informes sobre las visitas humanitarias que la Cruz Roja realizó tanto en la zona rebelde como en la leal a la República. También hay informes sobre los refugiados en Francia, sobre las visitas realizadas a los cautivos de ambos frentes y la correspondencia remitida a los gobiernos contendientes. Asimismo existen testimonios sobre los niños que fueron trasladados a Rusia, correspondencia con los españoles que se encontraban internados en campos de concentración, documentación sobre la División Azul que fue enviada al frente ruso y numerosísimos mensajes que sirvieron para poner en contacto a familias que fueron separadas por la guerra. La Cruz Roja llegó a distribuir durante la Guerra Civil española cinco millones de mensajes entre personas que la contienda había desarraigado. En muchos casos, son simples oficios con el sello de la Cruz Roja en las que un hijo pide que se comunique a su madre que se encuentra con vida. Todos ellos pueden consultarse ya en los archivos.

Aunque es muy probable, ignoro si el campo de concentración de Miranda de Ebro fue uno de los visitados por los delegados del CICRC, pero sí tengo la certeza de que en él sí estuvieron los Delegados de la Cruz Roja, dado el caracter internacionalista de muchos de los presos que pasaron por él en el primer lustro de los años 40. Entre ellos los para-comandos belgas que estuvieron insertos en las Fuerzas Francesas Libres entre 1940 y 1941 y que --por distintas vicisitudes-- cayeros presos en España, siendo internados en el el campo de Miranda de Ebro y liberados a partir del 19 de abril de 1943. El archivo histórico del Centre for Historical Research and Documentation on War and Contemporary Society (Soma Ceges) contiene una ingente fototeca con más de 700 entradas dedicadas a España (ver el buscador en http://www.cegesoma.be/index.php?option=com_wrapper&Itemid=59). En esta fototeca figura un extenso reportaje fotográfico sobre el campo, la liberación de estos presos y su devolución a territorio aliado libre, operaciones en las que debió participar la Cruz Roja. Dado el carácter enormemente ilustrativo de estas fotografías, las traigo todas aquí, solo que con una definición algo pobre y con la marca de agua del citado archivo. Es preciso adquirir la imagen a Soma Ceges http://www.cegesoma.be/ si se desea mayor resolución y limpieza de la marca.

En el original puede leerse. "Miranda, le 19 avril 1943. Les Belges sont libérés"





















En el original puede leerse: "La chapelle, le 21 juillet 1942"

En el original pude leerse: "Vue des postes de garde- au fond la ville de Miranda. Photo prise de la promenade dite des Anglais"











viernes, 4 de julio de 2008

Prisión en Palma de Mallorca: Antonio Mora Mas

Con el comentario de "estas fotos han estado guardadas en una caja por muchos años y ahora pueden aportar algo a la memoria colectiva.... Espero poder contribuir con esta lucha que considero tanto un derecho como una deber", he recibido por correo electrónico estas fotografías, que me han sido remitidas por Juana María Mora López, una española que marchó con sus padres a América hace 49 años y que en el próximo mes de Septiembre regresará momentáneamente a España con el decidido propósito de buscar rastros documentales de la represión de que fueron objeto sus padres y demás familia.

Las imágenes fueron realizadas en una prisión de Palma de Mallorca y en las mismas aparecen decenas de presos distintos, entre los que se encuentra el padre de Juana, Antonio Mora Mas. Éste nació en Palma. A principios de agosto de 1936 y una vez iniciada la sublevación de los militares traidores a la República, Antonio Mora partió en barca de pescadores hacia Barcelona para unirse al Capitán Bayo y participar en el desembarco en Mallorca. Esa misma noche, su padre Bartolomé Mora i Frasquet fue asesinado cuando no quiso decir a los golpistas dónde estaba su hijo que ya había sido delatado y su madre Juana Ana Mas y Salvá fue llevada presa por el mismo delito. Un hermano de ésta fue fusilado en Guadalajara. Después del fracasado desembarco, Antonio Mora regresó a Barcelona y se incorporó en las escuelas de guerra donde alcanzó el grado de Capitán luchando en la Batalla de Guadalajara. Al finalizar la guerra fue hecho prisionero y trasladado a Mallorca para ser juzgado. Fue condenado a 30 años de reclusión mayor; años más tarde le fue rebajada la pena a 20 años de reclusión menor y otros años después recibió la libertad condicional. Una vez lograda la libertad plena, fue hostigado continuamente por las autoridades franquistas y decidió emigrar a Venezuela donde murió en 1984 de una tuberculosis contraida en España como enfermedad crónica desde su época de prisión en Palma de Mallorca. Vaya para él nuestro homenaje.

Prisión de Palma de Mallorca, 3 de octubre de 1940.

Prisión de Palma de Mallorca, 2 de febrero de 1942.

Prisión de Palma de mallorca, 17 de junio de 1942.

Antonio Mora con una prima suya, durante una visita autorizada que hicieron familiares de presos a la prisión el día 22 ó 25 de enero de 1943.

Antonio Mora con una prima suya, durante una visita autorizada que hicieron sus familiares a la prisión el día 22 ó 25 de enero de 1943.