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sábado, 3 de enero de 2015

Día 3, la Memoria al servicio de la Justicia: Quisieron liquidarnos. Y nos liquidaron. Ahora resurgimos.

Atendiendo al inspirador ejemplo de su socio y aliado Adolf Hitler, los franquistas --abuelos ideológicos y patrimoniales de los fascistas PePeros hoy en el poder--, emprendieron una implacable liquidación eugenésica de los rojos y los librepensantes. El gen rojo debía ser eliminado de entre el proletariado siguiendo las directrices de Vallejo Nájera, el Mengele español, y todas y todos los díscolos, rebeldes, disconformes e insumisos debian ser aniquilados o acallados de por vida. Y lo fueron. Todo un acervo genético, ideológico y cultural exterminado, extirpado y erradicado durante generaciones. Medio millón de muertos en el acto terrorista internacional más prolongado de la Historia contra un pueblo desarmado, acción genocida mal denominada más tarde como Guerra Civil Española; 200.000 asesinados en bárbaras represalias contra los disidentes; 500.000 presos en terribles campos, penales y cárceles; 550.000 españoles obligados a exiliarse para salvar el pellejo. Y millones de personas sometidas durante décadas al silencio del plomo, a la opresión, al expolio y latrocinio de la "Ley" de Responsabilidades Políticas y a la represión armada protagonizada por los criminales al servicio de una entusiasta oligarquía local, la cual tras el efímero y fracasado intento republicano de revolucionar los resortes de la propiedad, volvió a colocar a sus peones en consejos de administración de constructoras, bancas, eléctricas, grandes distribuidoras, textiles. Donde aún siguen. Repito, donde ahora, tercer día del año 15 del siglo XXI, aún siguen. Pero hoy, aún estamos a tiempo de renegar de esta herencia de muerte. El futuro nos pertenece. Es hora ya de que seamos nosotros quienes nos pongamos al frente del timón de nuestro porvenir. A ellos, a nuestros muertos y a nuestros oprimidos se lo debemos.




24 enero 1938, agencia americana WIDE WORLD PHOTO. Prisioneros republicanos capturados por los franquistas durante la batalla de Teruel, obligados a hacer el saludo fascista