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sábado, 18 de diciembre de 2010

Hombres honestos, a carta cabal

Extraños son los caminos por los que transitan los recuerdos en nuestra memoria. Rostros, nombres, sucesos, palabras, fechas e historias que forman parte de nuestras vidas vagan indefectiblemente por nuestro cerebro, pero sólo unos pocos se fijan en algunas de sus circunvoluciones, anclándose entre sus pliegues y enquistándose entre sus surcos y fisuras. Y allí --agazapados-- permanecen, para que en ellos podamos solazarnos o a ellos queramos acudir cuando de no olvidar injustos e inexplicables agravios viejos se trate.
Porque, ¿qué otro sentimiento, sino el de agravio, puede embargar el espíritu de un pequeño de casi seis años cuando se sabe distinto a los demás chicos de la escuela y de la calle, por ser el hijo de un rojo preso en la cárcel? El niño apenas sabe de su padre, pues de él sólo conoce las borrosas facciones que pueden malentreverse en una antigua fotografía de cuando fue llamado a filas para servir en el ejército, antes de la guerra. Pero entiende --porque así se lo ha mentado su madre a media voz-- que es un hombre a carta cabal, intachable, serio y honrado. Y que pronto, según ella le insiste, volverá a casa, si quiere Dios y consienten sus crueles captores.
Pero mientras, madre e hijo esperan, unas veces resignados, y desesperan, otras con amargura, porque la injusticia llegue a término. Mas esta semana parece diferente. Desde el domingo, la madre lleva horas atareada empaquetando con guita de cáñamo una vieja maleta de cartón con el asa rota, llena ya con varias mudas de ropa interior, un viejo sueter de grueso cuello alto preciso --y precioso-- para el duro invierno que ha de avecinarse, varios saquitos de harina de almorta y de garbanzos y dos o tres piezas pequeñas de chacina curada del pueblo. Además, la madre ha ensogado una fuerte cuerda en torno al voluminoso rollo de un petate limpio de parasitos, que substituirá a la provisoria cama de urgencia sobre la que mal duerme el marido, poco más que un fino cobertor de tres o cuatro centímetros de espesor plagado de liendres y piojos. A todas luces, un humilde y exiguo fardo que a tenor de los meses de privaciones que su dificultoso atesoramiento paulatino ha representado a la pequeña familia, a buen seguro debiera suponer algún alivio al sufrido preso.
En días previos y atendiendo a las indicaciones de su madre, del almanaque que está colgado sobre la alacena que se encuentra junto a la cocina de hierro el chico fue arrancando hojas hasta situarse en el jueves 24 de septiembre. Supo así el niño que hoy es el día de la Virgen de la Merced, patrona de los presos, y que bajo su advocación los guardianes toleran que en esta fecha los prisioneros, tras la misa y los saludos de rigor a Franco y al Glorioso Movimiento Nacional, puedan convivir con sus esposas e hijos durante un par de horas.
Y son esas horas, 70 años después, las que el niño guarda celosamente entre sus recuerdos como algo nítido, indeleble y grabado a fuego en su inocente memoria. El chico de entonces, llamado Eugeni de Domingo, rememora hoy vívidamente cómo a sus casi seis años le impresionaron pavorosamente las tétricas galerías de piedra, frías y obscuras, del Fuerte de San Cristóbal, en el monte de Ezkaba aledaño a la fría ciudad de Pamplona. Allí vio cómo sobre sus gélidos suelos los presos tendían unas finas mantas que hacían las veces de patético jergón. Y poco más allá, pudo observar cómo multitud de presos descompuestos se aliviaban con premura en el interior de una pequeña nave infecta, sin puertas y sin intimidad que hacía las veces de infrahumana letrina carente de alcantarillado, evacuando descontroladamente el resultado de la desacostumbrada ingesta de un rancho ligera y muy excepcionalmente enriquecido, quizás con un pequeño trozo de magro y un achicoriado cafe endulzado con una pizca de azucar.
Niños impresionados por estas tristes imágenes y presos apesadumbrados por el insuperable miedo posaron para esta fotografía, copias de la cual también habrían de servir como prueba de vida para aquellas familias de prisioneros que por su lejanía y carencia de medios no pudieron destacarse hasta Pamplona en aquella jornada de septiembre de 1942.


Hoy es 20 de diciembre del año 2010, 70 años después de aquella espantosa tragedia provocada por unos funcionarios armados y unos burgueses inmisericordes, traidores a su Constitución y a su Gobierno. Con esta fotografía --que reproduce en blanco y negro las vívidas imágenes que el 24 de septiembre de 1942 impregnaron los recuerdos de un niño-- Eugeni de Domingo desea dignificar la memoria de su padre, Gregorio de Domingo Juarros, un hombre honesto que a pesar de carecer de filiación y simpatías políticas fue detenido la misma jornada del golpe de Estado, mediada la tarde del 18 de julio de 1936, a los 24 años de edad. Junto con su cuñado Gabino Cristóbal, ambos fueron hechos presos aquel día en la ciudad de Valladolid, enjuiciados por una jurisdicción ilegal, condenados por delitos inexistentes y trasladados más tarde a la prisión de San Cristóbal.
A los pocas semanas de haber sido tomada la instantánea, Gregorio de Domingo y Gabino Cristóbal fueron nuevamente trasladados, en este caso a la prisión de Ponferrada, localidad capitalina de la comarca del Bierzo, en León. Meses después y ya en 1943, fueron liberados condicionalmente y con destierro, tras siete años de secuestro, retención, torturas, malos tratos y privación de libertad ilegal e injustificada. Gregorio de Domingo murió el 27 de diciembre de 1968, a los 56 años. Hasta el último de sus días rememoró estremecido los padecimientos sufridos en las prisiones franquistas.

Hoy, Eugeni, una persona honesta, hijo de un hombre a carta cabal, nos cuenta: "Yo soy de los que están sentados sobre los hombros de su padre, el segundo niño por la izquierda. Los otros niños de la fotografía han de ser algunos como yo, muy mayores; ojalá haya alguno que hubiera abrazado a su padre a su salida en 1943 y que la vida les haya ido bien. Espero que les pueda servir para algo. Quizás la divulgación de la imagen les permitan reconocerse".

viernes, 30 de julio de 2010

Soy Francisco Díaz Garrido. Sigo pidiendo justicia



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Me llamo Francisco Díaz Garrido. Soy Socialista, Presidente de la Casa del Pueblo de Hornachos (Badajoz) y del Comité Revolucionario. Defendí mi pueblo cuando fue asaltado por los fascistas. Cuando el pueblo fue tomado, me trasladé a la zona republicana con mi familia volviendo a mi pueblo al acabar la contienda. Fui detenido por las tropas fascistas y trasladado a las cárceles de Villafranca de los Barros y Almendralejo. Ordenaron juicio sumarísimo contra mí por los motivos expuestos y me condenaron a muerte. Me fusilaron el 14 de septiembre de 1940 a las seis de la tarde en el cementerio de Badajoz y me enterraron en una fosa.

Después de 70 años, yo y mi familia seguimos pidiendo justicia ¿Hasta cuándo?

sábado, 17 de julio de 2010

YO ACUSO...

Tal día como hoy, al amanecer del día 17 de julio de hace 70 años, fue asesinado Ernesto Sempere Beneyto. El crimen fue ejecutado mediante fusilamiento, ordenado por un ilegal tribunal formado por militares golpistas tras una farsa de consejo de guerra a modo de juicio y una parodia de sentencia. Su asesinato, como los otros 197.000 de fieles a la República, pretendía acallar el espíritu y liquidar la conciencia y la vida de una persona comprometida con la Democracia y con la socialización y redistribución de la riqueza.

Ingeniero Industrial, funcionario técnico de la Diputación Provincial de Ciudad Real, Presidente provincial del Instituto de Reforma Agraria, Jefe de la Junta de Incautación de grandes fincas no cultivadas en aplicación de la Reforma Agraria, Presidente provincial del Partido Radical Socialista, más tarde Presidente provincial del partido Unión Republicana y representante por este partido a la candidatura del Frente Popular en las elecciones legislativas de febrero de 1936, gobernador civil en funciones, fundador, reclutador y Mayor del 36º Batallón de Obras y Fortificación del Ejército Popular de la República y Jefe del Estado Mayor de Ingenieros de la Agrupación de Divisiones Toral, al terminar la guerra y comenzar la represión, Ernesto Sempere Beneyto fue detenido y asesinado por su fidelidad al Estado republicano, por su militancia política y por su activa presencia en la sociedad civil y militar de Ciudad Real. Hoy, 70 años después de aquel réprobo asesinato, Ernesto Sempere Beneyto sigue esperando justicia y su familia sigue exigiendo la anulación del juicio y la condena de sus verdugos.

Por ello, en nombre del asesinado Ernesto Sempere Beneyto, de su hijo el encarcelado Ernesto Sempere Villarrubia y de todos los millones de represaliados por el franquismo, YO ACUSO:

Presos republicanos, forzados a formar con sus cuerpos el nombre de Franco, en la cárcel de Jaen. 1953.
Yo acuso a la casa real Borbón de España y a la Grandeza y Aristocracia española, de participar activa e interesadamente entre 1936 y 1939 en la insurrección que puso fin al legal Estado Republicano y que liquidó la Constitución, las leyes y las instituciones que democráticamente y de forma pacífica se habían dado a sí mismos los ciudadanos.

Yo acuso a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana española, de organizar e impulsar entre 1936 y 1939 una red clerical de apoyo ético, moral y logístico a los criminales sublevados que con sus armas pusieron fin violentamente al Estado Republicano.

Yo acuso a las grandes fortunas españolas --burgueses, empresarios, banqueros y nobles rentistas--, de cometer entre 1936 y 1939 crímenes contra el Estado republicano y contra sus ciudadanos, financiando, pertrechando, municionando y dando cobertura logística a los sublevados.

Yo acuso a las cúpulas y militantes de la CEDA, de los partidos monárquicos, de las organizaciones tradicionalistas, de las JONS y de la Falange Española, de perpetrar entre 1936 y 1939 el asesinato de decenas de miles de defensores fieles a la II República española.

Soldado franquista posa sonriente junto a una pira en combustión de libros escolares, prohibidos por el ejército de ocupación fascista.

Y yo acuso al Ejército español, de cometer entre 1936 y 1939 el más brutal acto de represión contra ciudadanos libres e inocentes, causando premeditadamente la muerte de 197.000 personas, practicando el secuestro y la tortura contra otras 500.000 y oprimiendo las vidas y los derechos civiles y políticos de otros muchos millones más.

En resumen, ...

Yo acuso a los Borbones, a los nobles y aristócratas españoles, a la Iglesia Católica, a los burgueses, empresarios, banqueros y nobles rentistas, a los partidos monárquicos y tradicionalistas, a Falange y al Ejército español de ser culpables, por acción u omisión, de execrables crímenes de lesa Humanidad y de causar el cruento baño de sangre que la rebelión armada provocó entre 1936 y 1939 en la inerme ciudadanía fiel al Estado Republicano.

Yo acuso a los Borbones, a los nobles y aristócratas españoles, a la Iglesia Católica, a los burgueses, empresarios, banqueros y nobles rentistas, a los partidos monárquicos y tradicionalistas, a Falange y al Ejército español de amparar, sustentar y perpetuar durante los 40 años comprendidos entre 1936 y 1975, una terrible dictadura que acabó con las vidas, la libertad y la hacienda de sus opositores y de todos aquellos a los que consideró tibios o desafectos con el nuevo orden.

Las Trece Rosas, fusiladas meses más tarde, y algunas compañeras más.
Y aún más,...

Yo acuso a los ciudadanos Juan Carlos Borbón Borbón y Sofía Grecia Dinamarca, de seguir siendo --HOY, en julio del año 2010-- herederos por designación directa del dictador y, por ende, cómplices naturales de los criminales privilegios y prebendas que como jefe de Estado usurpó el traidor funcionario Francisco Franco, jefe de los triunfantes ejércitos sublevados.

Yo acuso al ciudadano Juan Carlos Borbón Borbón,. supuesto “Rey” del ilegal régimen monárquico español, de ser --HOY, en julio del año 2010-- beneficiario natural del asesino dictador Francisco Franco, de conferirse ilegítimamente la máxima autoridad civil y militar del Estado español, de no estar legitimado para el ejercicio de dichos cargos por la soberanía popular expresada mediante el sufragio universal, de no someterse al veredicto de las urnas y de incrementar irregularmente su fortuna, merced a opacas asignaciones presupuestarias estatales y a especulativos y exitosos movimientos financieros y bursátiles de dudosa explicación.

Yo acuso a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana española de seguir obteniendo --HOY, en julio del año 2010-- réditos financieros y patrimoniales gracias al prestigio e influencia adquiridos merced a la colaboración prestada por la Curia al franquismo, a costa de la vida y los bienes de decenas de miles de represaliados por el fascismo y el franquismo.

Yo acuso a muchos de los más altos burgueses, grandes empresarios, banqueros y nobles rentistas de la España de HOY --julio del año 2010-- de continuar fundamentando el origen remoto de sus fortunas o el desarrollo más cercano de sus riquezas en los beneficios conseguidos por apoyar financieramente a los rebeldes, expoliar bienes muebles e inmuebles propiedad de las personas e instituciones fieles a la II República, explotar como mano de obra esclava y forzada a decenas de miles de prisioneros republicanos y oprimir a los trabajadores ilegalizando sus sindicatos y su derecho a la huelga y a la negociación colectiva.

Mujeres republicanas represaliadas en Montilla, Córdoba.

Yo acuso a buena parte del Ejército español, de no revisar su pasado y de no condenar las acciones criminales de los militares que traicionaron al Estado legal republicano y que cometieron entre 1936 y 1975 decenas de miles de crímenes contra la Humanidad y que oprimieron la vida y los derechos civiles y políticos de los españoles. Igualmente, yo acuso al Ejército español de seguir rindiendo --HOY, julio del año 2010-- homenaje a estos militares criminales, conservando sus estatuas, bustos, banderas, mosaicos y advocaciones en el interior de sus cuarteles.

Yo acuso al Tribunal Supremo de impedir premeditadamente --HOY, año 2010-- con sus sentencias la revisión de las condenas y la anulación de los actos administrativos y jurídicos de los falsarios tribunales y consejos de guerra franquistas.

Yo acuso a la Audiencia Nacional de prevaricar --HOY, año 2010-- al acusar precisamente de prevaricador al juez Baltasar Garzón por declararse competente en la causa por la investigación de los crímenes franquistas.

Yo acuso a la inmensa mayoría de los congresistas, senadores, diputados autonómicos y provinciales y concejales del Partido Popular de culpabilidad dolosa y de complicidad indirecta con los criminales franquistas por obstaculizar deliberadamente el acceso franco e inmediato a archivos y registros locales y provinciales, por impedir la investigación de los crímenes de lesa Humanidad franquistas y la persecución de sus autores y por hacer revisionismo histórico, elaborando un argumentario teórico que viene a justificar la sublevación y sus criminales consecuencias.

En esta portada de "la Voz" de Córdoba puede verse cómo el ejército de ocupación franquista cumplimenta con pulcritud el protocolo del procedimiento de detención y agrupamiento de posibles desafectos republicanos. El citado protocolo finalizaba casi invariablemente con el fusilamiento de los detenidos en la cuneta de la carretera. Para ello, se les disponía en fila mirando de frente a los tiradores antes de ser aasesinados, momento escalofriante que parece recoger la imagen de época, tomada el 21 de agosto de 1936.

Y por último, yo acuso a la inmensa mayoría de los congresistas, senadores, diputados autonómicos y provinciales y concejales del Partido Socialista Obrero Español de culpabilidad dolosa y de complicidad indirecta con los criminales franquistas por aprobar en el Parlamento una Ley sobre recuperación de la memoria histórica que no reconoce la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa Humanidad; una Ley que obliga a las familias a realizar ellas mismas las gestiones que debieran llevar a cabo de oficio las autoridades públicas para investigar, localizar y exhumar las fosas; una Ley que perpetúa los perversos efectos de la oprobiosa Ley de punto final o de Amnistía de 1977; una Ley injusta e inmoral.

Por ello, en nombre del asesinado Ernesto Sempere Beneyto, de su hijo el encarcelado Ernesto Sempere Villarrubia y de todos los millones de represaliados por el franquismo, YO ACUSO.

jueves, 17 de junio de 2010

"Soy Alfonso de la Morena: sigo pidiendo justicia"


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Me llamo Alfonso de la Morena Prado. Soy concejal síndico en el ayuntamiento de Aldea del Rey, en Ciudad Real. Estoy afiliado a la Unión General de Trabajadores y soy secretario local de la casa del pueblo.
En octubre de 1939, el delegado de información e investigación de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de mi mismo pueblo ordenó mi detención. Fui juzgado por un consejo de guerra permanente ilegítimo, por razones políticas e ideológicas, en virtud de sentencia sin las debidas garantías ni derecho a defensa.
En agosto de 1940 fallecí en la prisión de castigo de valdenoceda, cumpliendo 30 años de prisión mayor.
70 años después, mi familia y mi nieto Julián de la Morena López siguen pidiendo justicia. ¿Hasta cuándo?

martes, 15 de junio de 2010

"Sigo pidiendo justicia ¿HASTA CUÁNDO?"

Me llamo Ernesto Sempere Beneyto. Soy ingeniero. Presido el partido Unión Repúblicana en mi provincia, desde donde he dirigido el Instituto de Reforma Agraria y las Juntas de Incautación de grandes fincas manifiestamente mal cultivadas. Soy leal al Estado Republicano y a sus instituciones, por lo que condeno la sublevación militar y civil fascista. Me he opuesto a ella políticamente y estoy al mando de un Batallón del Ejército, que he creado para defender a la República en el frente de Extremadura. En otoño de 1939 me detienen. Un tribunal compuesto sólo por militares golpistas me juzga. Me asesinan con otros 20 compañeros el 17 de julio de 1940.

No pude escoger a mi abogado, no tuve un juicio justo y fui a parar a una fosa común.

70 años después, mi familia sigue pidiendo justicia. ¿Hasta cuándo?

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Me llamo Ernesto Sempere Villarrubia. Soy estudiante y responsable de Agitación y Propaganda en el Instituto de Enseñanzas Medias de la ciudad donde resido. En el verano de 1937 y con 16 años, me escapo de casa y me enrolo en una brigada anarquista para defender a la República en el frente de Extremadura. Después de recuperarme de graves heridas sufridas en combate, paso el resto de la guerra como sargento de enlaces en un Batallón del Ejército republicano fundado por mi padre. En otoño de 1939 me detienen. Un tribunal compuesto sólo por militares golpistas me juzga y me condena a 20 años de prisión por haber dibujado una caricatura del general golpista Queipo de Llano.

No pude escoger a mi abogado y no tuve un juicio justo.

Fusilaron a mi padre, condenaron a muerte a mi tío, detuvieron a mi hermano menor.

Tras 10 años de penar por doce cárceles distintas, salí en libertad condicional desterrado para siempre de mi ciudad. Fallecí en el año 2005, sin haber conseguido que mi juicio y mi sentencia fueran anulados.

70 años después de mi detención, mi familia sigue pidiendo justicia. ¿Hasta cuándo?

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VIDEO CONTRA LA IMPUNIDAD

http://www.youtube.com/watch?v=Xf8oZKEejD8


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15 relatos separados en el vídeo por el estruendo de la descarga de un pelotón de fusilamiento
Pedro Almodóvar interpreta a Virgilio Leret Ruiz, aviador, Jefe de las Fuerzas Aéreas de la Zona Oriental de Marruecos. Fue el primer militar asesinado por sus compañeros sublevados al amanecer del 18 de julio de 1936 en la Base Aérea Militar de Melilla. No tuvo ni abogado, ni juicio, ni sentencia. Sus hijas todavía lo están buscando. El cineasta no ha podido asistir a la presentación del vídeo porque estaba haciendo localizaciones para su próxima película, pero envió una nota en la que se leía: "No es una cuestión política, sino humana. España no debe olvidar la deuda que tiene con estas miles de familias".

Maribel Verdú pone voz a Primitiva Rodríguez, enlace de la guerrilla antifranquista, detenida el 6 de septiembre de 1947. Su sobrino iba con ella y vio cómo dos hombres la violaban detrás de unos arbustos mientras a él lo alejaban del lugar en una camioneta.

Javier Bardem es Francisco Escribano, un cabrero de 18 años al que fusilaron el 1 de julio de 1941 por haber robado "para los del monte" dos sacos de garbanzos, una manta, unas tijeras, seis calcetines, seis pañuelos y diez pesetas. En la misma tapia, y por el mismo delito, murieron su padre, dos de sus tíos y uno de sus primos.

Almudena Grandes se mete en la piel de Granada Garzón de la Hera. El cura de su pueblo la denunció por no estar casada por la Iglesia. Primero la excomulgaron, después, la raptaron y le raparon la cabeza. Fue fusilada con otras 16 mujeres. Después de enterrar sus cuerpos en un lugar desconocido, denunciaron a su marido. También fue asesinado, como el mayor de sus siete hijos. "Lo que han visto", ha dicho la escritora tras la presentación del vídeo, "no tiene que ver con el pasado de este país, sino con el presente, y sobre todo con su futuro. La democracia no puede seguir ignorando esta tragedia y caminando sobre el vacío. Esto no es un ejercicio nostálgico, sino una llamada a la reflexión sobre el tipo de país que queremos ser", ha añadido.

María Galiana, que antes de ser actriz fue maestra, recuerda la historia de Balbina Gayo Gutiérrez, maestra republicana, detenida el 9 de septiembre de 1936 y asesinada al día siguiente. A su marido, Ceferino Farfante Rodríguez, también maestro, lo mataron un día después, cuando fue a preguntar por ella. Dejaron tres hijas muy pequeñas que todavía los están buscando. Entre ellas, Hilda Farfante, que ha asistido, muy emocionada, a la presentación del vídeo. "Me ha parecido un grito contra tan largo y vergonzoso silencio. Nadie había hecho nada semejante por nuestros muertos. Gracias en nombre de 113.000 familias", ha dicho.

Juan Diego Botto es Santos Valentín Francisco Díaz, herrador, tesorero del Círculo Obrero. Fue detenido en agosto de 1936 y encerrado en un campo de concentración. En octubre de ese mismo año le fusilaron junto a otras seis personas en Villadangos del Páramo (León). Dejó siete hijos, el mayor de 17 años, el menor de 11 meses. Su cuerpo no ha sido recuperado. Botto ha agradecido esta mañana "el coraje, la generosidad y la inmensa paciencia que los familiares de las víctimas han demostrado todos estos años, desde la Transición", y ha deseado que el país "se ponga a su altura".

Carmen Machi pone voz a Isabel Picorel. El 26 de agosto de 1936 escapó de su casa junto a sus tres hijos, después de que la avisaran de que los falangistas iban a detenerla por sus simpatías republicanas y como castigo a su marido, quien, tras el golpe de Estado del 18 de julio, se había unido a las fuerzas democráticas republicanas de Asturias. Al volver a su casa para recoger algunas pertenencias fue detenida. La asesinaron junto a otros tres hombres en una cuneta en el municipio de Fresnedo.

Juan José Millás es Antonio Parra Ortega, un jornalero de 34 años, asesinado el 4 de septiembre de 1936. Tenía dos hijos y dos meses después de que lo asesinaran nació su hija Antonia que ha viajado desde Marchena a Madrid para ver el vídeo. "Me ha emocionado mucho conocerla", ha dicho Millás, al que le había impresionado mucho sobre todo, una imagen de la historia de Antonio Parra. "Su mujer enterró los libros que había en casa en el patio porque ella sabía que lo habían matado por leer".

Aitana Sánchez-Gijón recuerda a Julia Conesa, una de las 13 rosas. En mayo de 1939 un conocido de su novio la denunció a la policía. La fusilaron el 5 de agosto. Tenía 19 años. La actriz, muy emocionada, ha reconocido, tras ver el vídeo, que le estaba costando "mantener la compostura". "La democracia no es completa si no hay reparación. Ya basta", ha dicho.

Paco León se pone en la piel de su bisabuelo, Joaquín León Trejo, maestro de escuela en un pueblo de Sevilla. Un alumno le denunció por republicano. Le fusilaron a él y a sus dos hermanos.

Pilar Bardem habla en nombre de María Álvarez, que durante años ayudó a los guerrilleros antifranquistas. Fue asesinada con su hermano Marcelino en julio de 1951.

José Manuel Seda recuerda a Gerardo González Iglesias, jornalero, militante de UGT y padre de cuatro hijos. Al comienzo de la guerra se alistó como miliciano. Fue fusilado el 5 de marzo de 1938. Fue a parar a una fosa común. Sus hermanos Ángel, de 32 años y Ramón, de 26, también fueron asesinados. En la presentación del vídeo ha destacado la valentía de los que, como Gerardo González, habían dado su vida por defender sus convicciones. "Me pregunto si yo sería capaz de tirarme al monte para defender lo que creo".

Hugo Silva es José Villalibre Toral, albañil y labrador. El 22 de agosto de 1936 fueron a buscarlo un grupo de falangistas, que lo asesinaron horas después. Tampoco tuvo ni abogado, ni juicio, ni sentencia.

Miguel Ríos recuerda a Severiano Rivas, alcalde republicano. Fue detenido en 1936 mientras estaba tomando un café. A los dos meses, le pegaron un tiro y abandonaron su cuerpo en los alrededores del cementerio.

Juan Diego es Feliciano Marcos Brasa, de Destriana (León), miembro de las Juventudes Socialistas de su localidad natal e hijo de Higinio Marcos Pérez, presidente de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra. A finales de julio de 1936, Feliciano fue secuestrado en su pueblo y torturado, asesinado y enterrado en un paraje alejado varios kilómetros. En octubre de ese mismo año su padre fue también asesinado junto a dos vecinos.
Más detalles en http://www.contralaimpunidad.com/detalle.php?id=680