La captura y el apresamiento de cientos de miles de leales a la República obligó a los golpistas a improvisar con urgencia los lugares en los que se irían depositando y encerrando a los prisioneros. Fábricas, colegios, conventos, y grandes descampados se fueron convirtiendo en campos de concentración, prisiones, penales y cárceles. A ellos serían conducidos los apresados. La logística, el "almacenamiento", la vigilancia, la distribución, los traslados de los represaliados a sus provincias de origen y la alimentación y los suministros a esta ingente e incomoda masa humana plantearon los primeros problemas a los organizadores de la represión. Esta falta de recursos se vió aliviada con la diabólica maquinación y ejecución de la calculada muerte de 130.000 republicanos de los 500.000 que estaban apresados tras el final de la guerra (que se unían así a los 60.000 asesinados por los sublevados durante el conflicto). El exterminio del contrario fue practicado con saña y determinación por el voluntarismo falangista y cedista, y por la eficaz maquinaria de muerte de las Auditorias de Guerra del Ejército de Ocupación. Más del 25% de los republicanos que cayeron presos en manos de los fascistas creyendo en las promesas de perdón de su caudillo (uno de cada cuatro de los rostros que vemos en las imágenes de los prisioneros) fueron asesinados alevosamente.
Prisioneros republicanos conducidos al campo de concentración, en fotograma congelado de noticiero cinematográfico que pude verse en youtube
Prisioneros republicanos conducidos al campo de concentración, en fotograma congelado de noticiero cinematográfico que pude verse en youtube
Prisioneros republicanos conducidos a un campo de concentración (¿tiene un aire este portada a la edificación de San Pedro de Cardeña?), en fotograma congelado de noticiero cinematográfico que pude verse en youtube
Prisioneros republicanos, escoltada por soldados franquistas, Madrid 30 Marzo 1939
No hay comentarios:
Publicar un comentario