Discriminada y explotada durante la monarquía, la mujer que durante el periodo republicano se hubiera distinguido por su espíritu rebelde, por su activismo feminista o simplemente por vestir o fumar a la moderna y tener ideas liberales, y que durante la guerra civil hubiera destacado por su condición de republicana y antifranquista, fue perseguida con saña por los golpistas vencedores.
Las represalias afectaron incluso a aquellas mujeres cuya única relación con los leales a la República provenía exclusivamente de su parentesco con militantes republicanos. La venganza se hizo extensiva a todas las militancias políticas y sindicales, a escritoras, periodistas, maestras, a las médicas y enfermeras afiliadas al Socorro Rojo Internacional, a las amas de casa y a las esposas, madres o hermanas de soldados, sindicalistas y antifranquistas de cualquier índole, peso específico o condición. Se las golpeaba públicamente, se les rapaba al cero y se las obligaba a limpiar las calles, los cuarteles y las manchas de sangre junto a los paredones donde eran fusilados sus parientes.
La represión contra ellas fue dura y despiadada. Las trece jóvenes que intentaban reconstituir en 1939 el comité madrileño de las Juventudes Socialistas Unificadas (las “13 rosas rojas”), las enfermeras del Hospital Psiquiátrico asturiano de La Cadellada (fosa de Valdediós), las enfermeras de Manacor, fueron sólo algunas de las mujeres represaliadas por los franquistas, las cuales sufrieron humillación, malos tratos, torturas y en muchos casos violaciones antes de ser asesinadas por pistoleros de escuadras falangistas y cedistas y por soldados del victorioso nuevo ejército imperial de ocupación.
Mujeres de Oropesa, Toledo, rapadas por los franquistas en represalia por su condición política o por su parentesco.
Mujeres rapadas por los franquistas en represalia por su condición política o por su parentesco con republicanos.
Una mujer parece atender a su familiar republicano en los límites del campo de concentración. Quizás esta imagen haya sido tomada en un campo de internamiento francés. Refleja la doble condición de represaliada que tenían las mujeres por su activismo, por su feminismo y por el parentesco con los contrarios a los sublevados.
Enfermeras de la Cruz Roja apresadas en Manacor (Mallorca, Baleares) en septiembre de 1936. Todas ellas fueron violadas y asesinadas por los golpistas uno o dos días después de ser hecha esta fotografía.
Numerosas mujeres, detenidas ante lo que parece una frontera invisible (seguramente, la vigilante mirada de un guardia o soldado franquista) hacen llegar a sus familiares ropa y comida para subsistir. Quizás esta imagen haya sido tomada en un campo de internamiento francés, pero no lo puedo asegurar. En cualquier caso, en las puertas de todas las cárceles y prisiones franquistas, las mujeres que aguardaban para saber la suerte de sus familiares o para hacerles llegar vituallas o vestimenta fueron humilladas por su parentesco con los presos. Muchas de ellas recibieron en la garita de guardia el terrible mensaje de "ya no vuelvas más, tu .... (marido, hijo...) ya no está aquí" y la recomendación de que se acercaran al cementerio o al depósito para hacerse cargo del cuerpo y darle sepultura si es que éste había sido encontrado.
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