En el año 1943 consiguió fugarse de la Priisón Provincial de Les Corts la presa Clara Pueyo, cuadro dirigente del PSUC. Una fuga similar se repitió en el año 1946, siendo en este caso Adelaida Abarca, Ángela Ramis y Victoria Pujolar las que consiguieron escapar.
La excelente página http://www.presodelescorts.org/es/node, (que está coordinada por el investigador Fernando Holgado y que recomiendo encarecidamente para su vísita íntegra de todas sus subpáginas y que es obra de los Departamentos de Interior, Relaciones Institucionales y Participación de la Generalitat de Cataluña y de la Asociación Cultura y Memoriade Cataluña), contiene numerosos testimonios gráficos de la prolongada vida de este siniestro centro penitenciario, así como entrevistas con presas políticas veteranas en archivos de audio, textos autobiográficos, planos y otros documentos de gran interés. En la sección "Las Voces" podemos encontrar las estremecedoras historias personales de veteranas tales como Soledad Real López, Enriqueta Borrás Mateu, Enriqueta Gallinat i Roman, Isabel Vicente García, Laia Berenguer Puget, Maria Salvo Iborra, Teresa Hernández y Tomasa Cuevas. Uno de estos textos, obra de Soledad Real dice lo siguiente:
“Las Corts había sido anteriormente un colegio para unas trescientas niñas, como mucho, y llegaron a estar cinco mil mujeres. Cuando nosotras llegamos éramos unas pocas menos, pero aún se dormía en los patios, se dormía en las escaleras, se dormía en los váteres. A mí el sitio que me correspondió para dormir fue debajo de los fregaderos, donde se lavaban los platos, y por la noche tenía que esperar hasta las doce, hasta que acaban de fregar, y por la mañana me tenía que levantar a las cuatro, porque había tan pocos lavabos que ya la gente se levantaba a esa hora para poder lavarse. La cárcel estaba tan abarrotada de gente que por la noche, cuando se desliaban los petates, no podías pasar por ningún sitio, Me acuerdo de una que dormía en el váter con la puerta abierta y la cabeza apoyada sobre el borde de la taza, y nosotras íbamos a hacer pipí y poníamos una pierna para allá y otra para el otro lado, y ella decía: coña, tener puntería, porque tenía la cabeza en el mismo borde. Nos tocaban para dormir, pues, en aquellos tiempos, dos losetas y media, es decir, cincuenta centímetros, y estábamos tan apelmazadas que a veces decía alguien en medio de la noche: por favor chicas, volvámonos, que no puedo más, que tengo muchos dolores. Y tú oías a alguien que dirigía la orquesta y decía: a la uuna, las dooooos, a las treees, y bumm, dábamos la vuelta todas. Pero es que al volvernos siempre había alguna que se quedaba sin sitio, que se quedaba encima de las otras, y empezaba: dadme mi sitio, y había que reducirse otra vez, y había que quedarse de lado. La cárcel no daba más que las dos o tres losetas. Los colchones o jergones los mandaban las familias. Recuerdo que Isabel [Imbert] tenía un colchón de 60 centímetros en el que dormíamos las dos, pero era ya un colchón que había tenido su padre en la cárcel y era muy delgado. Durante la noche los piojos y las chinches te corrían por la cara, sobre todo las chinches, que estaban carcomidas las colañas de madera y yo recuerdo que mientras dormíamos nos caían a manadas. De vez en cuando, durante el día, sacudíamos las colañas y hacíamos una matanza de chinches, con una pestaza que asustaba. Y lo único posible era mucha limpieza, mucha ducha. Y como no nos daban jabón, lo que hacíamos era revender el chusco de pan para comprarnos jabón.”
“Las que peor se lo pasaban eran las madres. Pues las madres que tenían niños, fueran de delito común o políticas, iban a las cárceles con los niños. Entonces las madres tenían esta doble lucha de tener que sobrevivir con el hijo, que era darle lo mejor del rancho y el chusco de pan, o venderlo para comprar jabón y lavar la ropita. Entonces entre que no había medios de higiene, entre que los váteres estaban continuamente atascados y entre las chinches, aquello olía que apestaba. Quiero decir que era una vida misérrima y que las madres tenían muchos más problemas que nosotras, pues los niños sólo si eran enfermitos tenían doble ración o ración especial. Pero enfermito diagnosticado por el médico, porque en realidad con el hambre que allí se pasaba allí enfermos lo eran todos. Y no sólo enfermos. El niño de la cárcel era un niño reprimido, porque en Barcelona todo estaba controlado por las monjas, y respecto a las monjas las funcionarias eran muchas veces más humanas. Uno de los casos de niños más trágicos que yo viví allí fue que, entrando un día en la enfermería, había allí una madre y encima de la camilla había una niña desnudita, toda huesecitos, y a mí lo que me emocionó de aquello no fueron tanto los huesecitos de la niña, sino ver que el médico, conforme le levantaba una manita y la dejaba y la manita de la niña se caía, y le levantaba la otra manita y la manita de la niña se caía, porque no tenía fuerzas, no tenía músculo, no tenía nada, de ver cómo al médico se le iban cayendo las lágrimas".
Gran parte de las fotografías de esta entrada proceden de esta página ya mencionada, y algunas otras son aportación de la obra "Trabajos Forzados" de la meritoria asociación y grupo de trabajo "Memoriaren Bideak". La mayor parte son fotos PROPAGANDISTICAS de las supuestas y falsarias excelencias del sistema penitenciario franquista y todas excepto una fueron realizadas desde septiembre de 1942 hasta 1953, coincidiendo frecuentemente con los actos oficiales y las visitas familiares que podían recibir las presas con motivo de la festividad de La Merced. El régimen franquista --una vez superada la sanguinaria represión inicial de los tres primeros años-- pretendía con estas instantáneas trasladar al exterior una idílica y ficticia imagen de normalidad (deporte, jardines, limpieza, higiene, asepsia, rehabilitación...). Casi todas las fotografías fueron publicadas en sucesivas ediciones de las Memorias del Patronato Central Nuestra Señora de la Merced para la Redención de Penas por el Trabajo (en adelante PCNSM) y en el semanario "Redención", que estaba gestionado por miembros de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) y que era el órgano de comunicación de este Patronato.
EN EL SOLAR QUE OCUPÓ EN SU DIA LA ANTIGUA PRISIÓN DE LES CORTS EN BARCELONA, SE ALZA HOY LA SEDE DE"EL CORTE INGLES" DE LA DIAGONAL. NINGUNA PLACA RECUERDA EN ESTE TEMPLO DE LA ECONOMÍA DE MERCADO EL SACRIFICIO DE LAS VIDAS DE ESTAS DECENAS DE MILES DE MUJERES POR LA DEMOCRACIA, LA IGUALDAD Y LA LIBERTAD.
Formacion de presas en el patio de Les Corts, Barcelona, 1953
Les Corts, 1952
Les Corts, 1952
Presas durante el trabajo en la Granja agrícola de la prisión de Les Corts
Presas durante el trabajo en la Granja agrícola de la prisión de Les Corts
Presas durante el trabajo en el Departamento de cría de conejos de la Granja de la prisión de Les Corts, 1945
Presas durante el trabajo en el Departamento de cría de ganasdo porcino de la Granja de la prisión de Les Corts, 1945
Prisión de Les Corts. Enero de 1943. En la fila de arriba, de izquierda a derecha, las hermanas Cinta y Dolors Brugalada, Consuelo Alonso, María Salvo, Soledad Real y Teresa Hernández. La única con gafas, Clara Pueyo. En el extremo opuesto de Clara Pueyo, en cuclillas y con chaqueta oscura, Isabel Imbert. Archivo personal de Soledad Real.
Grupo de presas de Les Corts, la mayoría de filiación anarcosindicalista, año 1948. De pie, de izquierda a derecha. Margarita de la Torrassa; Manuela Sáez; Francisca Avellanet; Joaquina Dorado Pita; una presa desconocida y Rosa Mateu, madre de Enriqueta Borrás. Sentadas: Dolça, de Terrassa; Antonia Martínez, Juliana y dos compañeras socialistas. Archivo personal de Enriqueta Borrás Mateu
Retratos de las presas con sus hijos durante el día de la Merced de 1946. De pie, segunda por la derecha, Rosa Mateu, madre de Enriqueta. Primera por la izquierda, de pie, Antonia Martínez, la portera de la cárcel y afiliada clandestina a la CNT. Las monjas pertenecen a la orden mercedaria. Archivo personal de Enriqueta Borrás Mateu.
Prisión de Les Corts, julio de 1943. En el centro, con blusa de rayas, arriba de la monja, María Doménech.Archivo personal de Soledad Real.
Prisión de Les Corts, Numeradas, Teresa Hernández con el número 1 y su hermana Antonia con el 2. A la izquierda de la foto de Teresa Hernández, está Isabel Vicente. Archivo personal de Maria Salvo.
Prisión de Les Corts, presas con sus hijos durante el día de la Merced de 1946. De pie, cuarta por la derecha, Antonia Martínez, sindicalista afiliada clandestinamente a la CNT, que trabajaba de portera de la cárcel
Prisión de Les Corts,. Isabel Vicente, marcada con una equis. Archivo personal de Tomasa Cuevas.
Monjas y reclusas dla prisión de Les Corts con sus niños. Día de la Merced. Memoria del PCNSM de 1949
Grupo de presas de Les Corts, con ocasión de la representación de una pieza de entretenimiento, 1942. Sentada en la esquina inferior derecha, presumiblemente, Laia Berenguer. Archivo personal de Laia Berenguer
Prisión de Les Corts. Día de la Merced, 1945. De pie, tercera, cuarta y quinta por la izquierda, Mercedes Pérez, Adelaida Abarca y Victoria Pujolar (que consiguieron fugarse un año después). En cuclillas, debajo de Adelaida, Tomasa Cuevas. En el centro, séptima por la izquierda, Isabel Vicente. Archivo personal de María Salvo
Prisión de Les Corts, 1943. SentadaSentada, segunda a la izquierda, Rosa Mateu Segalés, madre de Enriqueta. De pie, primera a la derecha, Antonia Martínez, también sindicalista clandestina de la CNT, que trabajaba como portera en la prisión. La monja pertenece a la orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Archivo personal de Enriqueta Borrás Mateu.
Prisión de Les Corts, 1947. Teresa Hernández aparece de pie, en el centro de la imagen. Archivo personal de Tomasa Cuevas Gutiérrez.
Prisión de Les Corts, en febrero de 1943. En la fila inferior, primera por la derecha, Soledad Real. En la fila superior, de izquierda a derecha: Consuelo Alonso, María Salvo, Dolors Brugalada, Clara Pueyo (con gafas), Isabel Imbert y María Antonia Madueño. Archivo personal de Soledad Real.
Jardín de la prisión de Les Corts. Fila del medio, tercera sentada a la derecha de la monja, María Salvo. Arriba y a la izquierda -de la foto- de María Salvo, Consuelo Alonso y Leonor Zalabardo, respectivamente. A la izquierda de Leonor Zalabardo, Cinta Brugalada. Su hermana Dolors, de blusa blanca, aparece debajo de María Salvo. A la derecha de María Salvo, encima de Dolors Brugalada, María Antonia Madueño. Archivo personal de María Salvo.
Departamento de presas madres de la prisión de Les Corts
Departamento de madres durante el día de la Merced. Memoria del PCNSM de 1954
Taller de costura en Les Corts, 1954
Prisión de Les Corts presas con sus hijos durante el día de la Merced de 1946
Equipo deportivo, Agachada, con gafas, Clara Pueyo. Arriba de Clara, María Salvo. A la derecha de la foto de María Salvo, María Antonia Madueño y Dolors Brugalada
Les Corts Capilla de la cárcel. Memoria del PCNSM de 1953. Foto Postius
Reclusas de Les Corts asisten obligadas a la misa por la festividad de la Virgen de La Merced, patrona de los presos. Memoria Patronato Central Redención Penas Trabajo (PCNSM) 1954
Director de la prisión de Les Corts reparte obsequios a las reclusas durante el día de la Merced. Memoria del PCNSM de 1954
Cuadro artístico. Coro de reclusas de la cárcel de Les Corts que interpretaron "Las lagarteranas". Imagen propagandística extraída del número del 11 de enero de 1941 del Semanario Redención
Cuadro artístico en la prisión de Les Corts, 1943. Primera a la izquierda, en primer plano, Laia Berenguer. En el centro, al fondo del todo, Isabel Vicente. Archivo personal de Soledad Real López.
Prisión de Les Corts, 1954. En el original. "Memoria del Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo" puede leerse "Un momento de recreo de las reclusas"
1 comentario:
Es posible conocer mas información sobre el periodo de la República y la Guerra Civil ?
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