El golpe se distinguió por su ferocidad. Desde las primeras horas de la rebelión, los alzados traidores comenzaron a fusilar a todos los oficiales y suboficiales y a una buena parte de la clase de tropa, independientemente de que hubieran mostrado o no resistencia a la traición. El 17 y 18 de julio de 1936, en Melilla, en Ceuta, en Canarias, todo aquel militar republicano que se mantuvo fiel al Gobierno legalmente constituido o que --incluso dubitativo-- manifestó ligeras reticencias hacia el movimiento rebelde fue detenido y pasado por las armas sin dilación. Con farsa de juicio, o sin juicio, los asesinatos constituyeron la piedra angular de las primeras medidas disciplinarias de los golpistas contra los leales. Y así ocurrió en todas las plazas, lo que vino a ser un claro y demostrativo indicio de que existía un perverso y coordinado plan maestro frío, calculado y premeditado para practicar el asesinato y la extrema violencia, no sólo con objeto de sembrar el terror entre los republicanos, sino fundamentalmente con el claro propósito de exterminar a todo aquel que hubiera estado ligado de alguna manera a la República (oficiales recientemente promocionados, alcaldes, concejales, diputados provinciales, funcionarios de cualquier escalafón de ayuntamientos, diputaciones, ministerios, Instituto para la Reforma Agraria, maestros, periodistas, intelectuales, sindicalistas, militaantes de partidos, etc., etc). Había que acabar con todos ellos. Y, en buena medida, los traidores armados lo lograron.
Así lo relató el teniente coronel alemán Hans Von Funck en una comunicación dirigida a su Alto Mando en Berlin tras la entrada de las tropas de Franco en Toledo: “Por algunas de las calles corría la sangre, he combatido en Francia durante la gran guerra, pero jamás he contemplado la brutalidad y la ferocidad con que el ejército expedicionario de África desarrolla sus operaciones. Por ello desaconsejo el envío de tropas regulares alemanas a España, porque ante tal salvajismo, los soldados alemanes se desmoralizarían”.
Esta imagen suele atribuirse al fusilamiento de un republicano en Puerto Real (Cádiz)Así lo relató el teniente coronel alemán Hans Von Funck en una comunicación dirigida a su Alto Mando en Berlin tras la entrada de las tropas de Franco en Toledo: “Por algunas de las calles corría la sangre, he combatido en Francia durante la gran guerra, pero jamás he contemplado la brutalidad y la ferocidad con que el ejército expedicionario de África desarrolla sus operaciones. Por ello desaconsejo el envío de tropas regulares alemanas a España, porque ante tal salvajismo, los soldados alemanes se desmoralizarían”.
Algunos noticiarios de cine tipo NoDo de la British Pathe, en particular uno relacionado con el avance de la columna Castejón por tierras de Extremadura, incluyen imágenes filmadas que contienen planos de fusilados idénticos a la imagen retratada en esta fotografía.
En determinadas páginas web, la imagen superior se asocia a decenas de cadáveres de republicanos que habían sido fusilados y depositados en una fosa común aún por cubrir, correspondiente a la ciudad de Toledo tras la entrada de los tropas franquistas en septiembre de 1936, en sintonía todo ello con lo relatado más arriba por el oficial nazi Hans Von Funck.
Traducido al castellano, el pie de foto en inglés dice en el original de esta fotografía lo siguiente: "21 de julio de 1936; una mujer llora ante los cuerpos de asesinados en el barrio de Triana".
2 comentarios:
Paco, gracias por tu trabajo y por compartir toda esta información -visual y escrita- con nosotros.
Y gracias sobre todo por mantener viva la memoria.
Saludos y salud!
Por cierto, espero que no te importe, pero te enlazo para dar a conocer tu blog.
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