Están ahí. Sólo hay que buscarlos. Nos llaman. Son los cientos de miles de hombres y mujeres que padecieron prisión y muerte en cientos de lugares de encierro, terror, tortura y eliminación diseminados por todo el relieve de la vieja España. Como tantas otras localidades, San Juan de Mozarrifar, pequeña población cercana a Zaragoza, tampoco estuvo al margen de las implacables corrientes de la todopoderosa intrahistoria fascista. En las naves de su antigua papelera convertida en campo de concentración y más tarde en prisión, miles de republicanos vieron naufragar sus vidas entre el dolor y el miedo. 80 años después todavía viven algunos de ellos, los últimos, y en sus sueños aún huyen del acecho y de la persecución eterna de los feroces adoradores de la muerte. Siguen rememorando los meses y años de zozobras, de padecimientos, penuria y sufrimiento gratuito. Pero entre nosotros sus recuerdos se han ido difuminando, sus terribles historias de represión han sido literalmente borradas por la inexorable marea de los indiferentes nuevos tiempos y sus ejemplos de vida política y de compromiso con la libertad ya no interesan a nadie.
Cierto es que historiadores comprometidos con la dignificación de los represaliados por el franquismo, como Julián Casanova, Javier Rodrigo o Ángel Viñas se han referido con frecuencia al campo y prisión de San Juan de Mozarrifar en sus numerosas publicaciones dedicadas al proceso de Recuperación de la Memoria Histórica. También en ponencias y comunicaciones presentadas a congresos y jornadas centrados específicamente en la represión suele aparecer el nombre de San Juan entre las cárceles y campos de concentración más duros del terrible régimen penitenciario franquista. Pero es la edición de la obra de Ramón F. Ortiz Abril titulada "El campo de concentración de San Juan de Mozarrrifar (Zaragoza)" [ISBN 978-84-613-1813-1 www.huelladigital.net] la que ha permitido rescatar del férreo abrazo de la desmemoria los nombres, apellidos y vicisitudes más humanas y personales de las desgraciadas vidas y muertes de los miles de hombres que por allí pasaron.
El terror de San Juan de Mozarrifar se ha perdido en el tiempo. Las arenas del olvido se adueñaron de las memorias de quienes tenían el deber de recordar. Hoy, sólo unos pocos como Ramón F. Ortiz Abril se esfuerzan por impedir la prescripción del vergonzoso pasado. La premeditada amnesia y la indiferencia cómplices son sus mayores enemigos.
En 1936 era San Juan de Mozarrifar un pueblo tranquilo, laborioso e industrial, pero el fracasado golpe y la subsiguiente guerra lo cambio todo. El exitoso avance franquista de 1937 que ocasionó el derrumbe en todos los terrenos del Frente Norte y la derrota del Ejército Popular Republicano en la cornisa cantábrica provocó que más de 50.000 soldados republicanos fueran hechos prisioneros en pocas semanas por los franquistas triunfantes en Asturias, Santander y Pais Vasco. Tras su interrogatorio, clasificación y posterior depuración, los presos fueron hacinados en campos y prisiones improvisadas en las provincias de Burgos, Soria y Zaragoza. Uno de ellos fue San Juan, a orillas del río Gállego, junto al Tejar de San Juan. Las naves de la antigua Papelera de las Navas habían estado ocupadas hasta entonces por un batallón del Cuerpo Expedicionario Italiano y por prisioneros integrantes del Batallón de Trabajadores nº 20, pero a partir de febrero de 1938 el ejército franquista procede a asegurar puertas y ventanas, electrifica el campo y levanta tapias, alambradas y garitas.
En el inicio de su actividad, miles de republicanos son encerrados en este campo de concentración divisionario bajo la vigilancia de soldados fascistas italianos para ser interrogados, clasificados según su grado de supuesta "culpabilidad" o vinculación con los leales a la República y posteriormente remitidos a otras prisiones y campos de sus lugares de origen, para allí ser juzgados, condenados y en muchos miles de casos, asesinados. Las nuevas derrotas del EPR en Teruel (febrero/abril 1938), Ebro (julio/noviembre 1938) y Cataluña (diciembre 1938/febrero 1939) provocaron nuevas oleadas de prisioneros a San Juan. El incesante trasiego no finalizó con la guerra. Miles de republicanos procedentes de los antiguos frentes vascos, catalanes y aragoneses, de las antiguas retaguardias navarras y castellanas y de las nuevas conquistas en Madrid, Ciudad Real, Extremadura, Andalucía y Levante fueron deportados a San Juan y desde allí, posteriormente, trasladados a Aranda de Duero y Miranda de Ebro (Burgos), San Marcos (León) y tantos otros lugares. Pero antes de abandonar San Juan hacia sus nuevos destinos, los presos eran tratados muy duramente por sus carceleros. Muchos de ellos recibieron severas torturas, siendo atados de pies y manos a árboles y postes eléctricos a la intemperie a lo largo de varios jornadas. Otros fueron colgados de cuerdas durante días enteros. España era una inmensa prisión y las condiciones de San Juan eran similares a las del resto de los centros de detención e internamiento: torturas, malos tratos, suciedad, hambre, enfermedades sobrevenidas, parásitos, sacas, paseos y muerte. De San Juan de Mozarrifar se enseñoreó el espanto.
En el inicio de su actividad, miles de republicanos son encerrados en este campo de concentración divisionario bajo la vigilancia de soldados fascistas italianos para ser interrogados, clasificados según su grado de supuesta "culpabilidad" o vinculación con los leales a la República y posteriormente remitidos a otras prisiones y campos de sus lugares de origen, para allí ser juzgados, condenados y en muchos miles de casos, asesinados. Las nuevas derrotas del EPR en Teruel (febrero/abril 1938), Ebro (julio/noviembre 1938) y Cataluña (diciembre 1938/febrero 1939) provocaron nuevas oleadas de prisioneros a San Juan. El incesante trasiego no finalizó con la guerra. Miles de republicanos procedentes de los antiguos frentes vascos, catalanes y aragoneses, de las antiguas retaguardias navarras y castellanas y de las nuevas conquistas en Madrid, Ciudad Real, Extremadura, Andalucía y Levante fueron deportados a San Juan y desde allí, posteriormente, trasladados a Aranda de Duero y Miranda de Ebro (Burgos), San Marcos (León) y tantos otros lugares. Pero antes de abandonar San Juan hacia sus nuevos destinos, los presos eran tratados muy duramente por sus carceleros. Muchos de ellos recibieron severas torturas, siendo atados de pies y manos a árboles y postes eléctricos a la intemperie a lo largo de varios jornadas. Otros fueron colgados de cuerdas durante días enteros. España era una inmensa prisión y las condiciones de San Juan eran similares a las del resto de los centros de detención e internamiento: torturas, malos tratos, suciedad, hambre, enfermedades sobrevenidas, parásitos, sacas, paseos y muerte. De San Juan de Mozarrifar se enseñoreó el espanto.
Convirtiose más tarde San Juan en un centro de cumplimiento de penas, el conocido hasta finales de 1943 --fecha de su cierre-- como Prisión Habilitada de San Juan de Mozarrifar y albergó también un Destacamento Penal y a un Lazareto de presos estables. Incluso acogió a presos comunes, algunos de los cuales golpeaban sañudamente a los políticos para ganarse el favor de sádicos y fríos carceleros. Entre los funcionarios más señalados, podemos encontrar, por ejemplo y entre muchos otros, a los directores Francisco Franco Blas y Teodoro Quirós Toledano, a los subdirectores y administradores Joaquín Garnica Grijalúa, Manuel Pinillos Cruels, Isaías Castellanos Sánchez, Juan Lafuente Gallego y a cientos de funcionarios y personal civil. Por acción, omisión u obediencia debida, estos funcionarios provocaron o consintieron que los presos fueran retenidos, maltratados cruelmente, torturados o sacados y asesinados.
En algún lugar de San Juan o de San Gregorio o de Zaragoza está la fosa ignota de los allí fallecidos. En su momento, era fácilmente identificable: muchas tumbas, filas de tumbas destacando sobre el terreno por la pequeña elevación del breve montículo de tierra, sin una cruz, con una pequeña plancha de madera y una minúscula chapa del tamaño de una moneda corriente, con un número inscrito en ella. Este era todo el rastro vital que dejaron en este mundo los republicanos muertos en San Juan de Mozarrifar.
Entre tal terror, como en tantas cárceles de hombres y mujeres, los presos dormían en finos petates tendidos en los suelos, todos juntos y prietos, en largas hileras sin fin, y como en el Pabellón 4º de San Juan, hombro con hombro, en una única lonja, con un único pasillo de 50 centímetros en el centro de dos grandes hacinamientos de 500 presos a cada lado. Algunos, muy pocos, consiguieron fugarse o desaparecieron cuando lo intentaban, reptando bajo una alberca por un estrecho túnel que comunicaba con la acequia que conducía al río Gállegos. Los escasos supervivientes recuerdan los cacheos indiscriminados, los recuentos en mitad de la noche, los gritos de los funcionarios reclamando por sus apellidos a los que iban a ser trasladados o paseados, el miedo, la incertidumbre....
En algún lugar de San Juan o de San Gregorio o de Zaragoza está la fosa ignota de los allí fallecidos. En su momento, era fácilmente identificable: muchas tumbas, filas de tumbas destacando sobre el terreno por la pequeña elevación del breve montículo de tierra, sin una cruz, con una pequeña plancha de madera y una minúscula chapa del tamaño de una moneda corriente, con un número inscrito en ella. Este era todo el rastro vital que dejaron en este mundo los republicanos muertos en San Juan de Mozarrifar.
Entre tal terror, como en tantas cárceles de hombres y mujeres, los presos dormían en finos petates tendidos en los suelos, todos juntos y prietos, en largas hileras sin fin, y como en el Pabellón 4º de San Juan, hombro con hombro, en una única lonja, con un único pasillo de 50 centímetros en el centro de dos grandes hacinamientos de 500 presos a cada lado. Algunos, muy pocos, consiguieron fugarse o desaparecieron cuando lo intentaban, reptando bajo una alberca por un estrecho túnel que comunicaba con la acequia que conducía al río Gállegos. Los escasos supervivientes recuerdan los cacheos indiscriminados, los recuentos en mitad de la noche, los gritos de los funcionarios reclamando por sus apellidos a los que iban a ser trasladados o paseados, el miedo, la incertidumbre....
Prisioneros republicanos llegando al campo de San Juan de Mozarrifar. Marzo de 1939.
Fuente: Delegación de Prensa y Propaganda 5º Cuerpo de Ejército - Zaragoza
Presos republicanos en Caspe, Zaragoza.
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Prisioneros republicanos en Zaragoza.
Fuente: Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid)
Penal de Belchite, Zaragoza. Fotografía publicada en "Guerra Civil en Aragón, 70 años después" de Ángela Cenarro Lagunas y Víctor Pardo Lancina, página 108
Presos republicanos en Aragón.
Fuente: Delegación de Prensa y Propaganda 5º Cuerpo de Ejército - Zaragoza
Campo de concentración de San Juan de Mozarrifar. Foto Archivo oficial belga Soma-Ceges
Grupo de teatro de la prisión de San Juan de Mozarrifar. 22 de agosto de 1942. En la fila de arriba, tercero por la derecha y señalado con una flecha blanca, el preso Miguel García Muñoz, natural de Barcelona
14 comentarios:
Otra vergüenza nacional. ¡Qué pena!
No hay palabras para expresar las emociones que producen estos relatos y comentarios. Gracias Paco.
Verdad, justicia y reparación.!Viva la República!
Veo que no te puse, cuando lo copié, nota alguna. Ahora sí, hoy he publicadoa, al mes de hacerlo tú, tu texto.
*junio 26, 2012 - Represaliados de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza)
Publicado por paco_de_jerez@yahoo.es en sábado, 26 de mayo de 2012 en el blog Todos los Rostros - Los represaliados de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza) resurgen del olvido http://todoslosrostros.blogspot.com.es/2012/05/los-represaliados-de-san-juan-de.html?spref=fb (...)
Gracias y hasta otro día
PAQUITA
Primero mis felicitaciones por la página, en segundo lugar me gustaría hacer una puntualización respecto a la primera foto, la de prisioneros republicanos llegando al campo de San Juan de Mozarrifar y que está fechada en Marzo de 1939,creo que la foto es anterior,concretamente de Abril de 1937, son los prisioneros procedentes de Santa Quiteria que fueron llevados a Zaragoza y obligados a entrar en la ciudad portando esa pancarta.
un saludo
Yo he vivido en ese lugar, mi abuelo era ¿? la unica familia civil que vivia en la papelera, hay una foto que no creo que sea de alli,lo que si recuerdo perfectamente es que en una explanada estaban insertos en el suelo ladrillos formando angulo, que por lo visto era donde se situaban los preos,mi abuelo era empleado de la papelera,y tengo entendido que más de una vez tuvo alguna discusion defendiendo a los presos
Vivo en esta pedania hace poco,y me encoje el corazon cada vez que paseo por el poligono las Navas y veo ese impresionante edificio que sobresale mirando al rio Gallego,y pienso en los motivos de ser un preso dentro y ver la libertad de un rio tan cerca pero tan lejano.La memoria no puede olvidar ni dejar pasar la historia del hombre torturado o asesinado por sus propios hermanos,hay que escribir las paginas lo mas veraces posibles para dejar descansar a los muertos y dejar vivir en paz a los vivos.
Vivo a 100 metros de lo que fué el campo de concentración en San Juan de Mozarrifar. Aún existe algún edificio de la época pero la mayoria de su terreno se ha convertido en un pequeño polígono industrial. Si quereis que suba alguna foto del estado actual lo decís y está hecho.
Saludos a todos.
Sigue existiendo ese campo de concentración¿o se destruyo¿ me gustaría entrar a verlo se puede¿ si por favor podrías subir alguna fotoo¿
anonimo . gracias paco y tercera republica animo....
anonimo . gracias paco y tercera republica animo....
Ya con 5 años , le di el primer beso a mi padre.
Describir el horror con poesía es para darte las gracias Paco y es el modo de conseguir que las emociones vividas no queden en el olvido.
SOY NACIDO Y CRIADO EN SAN jUAN DE MOZARRIFAR,DICE MUCHAS COSAS INCIERTAS. PARA CUANDO EL COMENTARIO DEL GITANO Y DEL OBISPO DE BARBASTRO LAS CANALLADAS QUE LES HICIERON LOS COMUNISTAS
Es una pena no haber descubierto el blog con anterioridad.
Aprecio en algún comentario visceral respecto al comunismo, pero quiero recordar que para Franco era rojo quien no opinaba como él, me extraña que supiera siquiera qué era el comunismo ,ni siquiera la masonería. Era mal estudiante.
Respecto a lo que se vierte en el artículo, lo ratifico, de acuerdo con lo que citaban testigos: se denigró, se martirizó , se indujo al suicidio y asesinó.
En mi casa familiar, me relataban mis mayores, se les daba de beber a los presos cuando los paseaban para aleccionar a los sanjuaneros, incluso se albergó a familiares de presos de campo de concentración con los que posteriormente llegamos a contactar.
La gente que tiene miedo a los crímenes de guerra, debe ser valiente porque no se pretende poner en platillo de balanza los hechos , sino que se reconozcan, para que no se repitan.
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