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sábado, 30 de mayo de 2015

Nos llueve durante semanas, nos mata el frío, nos atormenta la sed, nos extermina el hambre y nos llevan a la tumba la tisis, el tifus o una simple gripe. Es Valdenoceda: La Memoria al servicio de la Justicia. Día 150

Nada tenemos. Sólo nuestra presencia física. Cuatro harapos, unos pocos andrajos desechos envuelven nuestros maltratados cuerpos. Despertamos antes del amanecer, nos desayunamos una infecta achicoría aguada que devoramos porque al menos está caliente y nos arrojan al patio, sin dejarnos volver dentro. Nos llueve copiosamente durante semanas, nos mata un frío cercano a los 20 bajo cero, nos atormenta en agosto la sed nunca saciada, nos extermina el hambre y nos llevan a la tumba la tisis, el tifus o una simple gripe. Lo mismo les da a nuestros captores de qué muramos, porque nos han secuestrado para someternos y liquidar nuestro espíritu. Nos privan de comida, higiene, medicinas, cuidados sanitarios, radios, libros, periódicos..., impiden que nos visiten familiares y amigos, censuran nuestras escasas cartas... Es Valdenoceda, Burgos. En este penal de malhadada muerte, sólo nos queda el refugio de la reflexión y el silencio; entre nosotros sólo podemos regalarnos lo que nos sobra: palabras y conversación. Nuestras armas para el futuro son el recuerdo y la memoria. Y nuestra secreta cámara fotográfica es un lapiz hurtado, un carboncillo manejado por los sabios dedos de nuestro compañero José Robledano Torres. Es Valdenoceda, Burgos. Mañana os contaré más.










Fuentes de las imágenes: "Historia y Vida", nº131 febrero 1979; http://www.memoriaylibertad.org/#; "Cuadernos de Prisión" de José Robledano Torres, Biblioteca Nacional de España