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sábado, 28 de marzo de 2015

Madrid nunca fue conquistada por los fascistas. Sólo cayó cuando fue entregada por Casado y sus aliados traidores: La Memoria al servicio de la Justicia. Día 87.

Madrid y la República Española resistieron tres años contra los fascistas. Y tres semanas contra los traidores. Madrid cayó porque el coronel Casado, el emboscado general Matallana (para muchos, cualificado quintacolumnista emboscado), Besteiro con el PSOE y la gente de la CNT traicionaron en 5 de marzo de 1939 a tiro y bombazo limpio a la República, a los comunistas de Negrín y a unos pocos disidentes socialistas. Los casadistas traidores triunfaron, causando en los comunistas de Madrid y de las ciudades aún leales a la República entre 20.000 y 40.000 muertes, para regocijo de los franquistas que desde sus trincheras se reían de los rojos fraticidas mientras seguían siendo incapaces de vencer a la República.

Cuando Franco, sus esbirros y secuaces como el general Espinosa de los Monteros entran en el Madrid entregado por los traidores el 28 de marzo, hoy hace 76 años, se encuentran con que los traidores casadistas han huído dejando las cárceles llenas de comunistas presos, a la espera de que los chacales del fascismo los asesinaran. Y mientras, cientos de miles de soldados repúblicanos, abandonados en los campos de batalla y traicionados por los militares felones, los socialistas y los anarquistas, disuelven sus unidades y vuelven a sus ciudades de origen, para ser allí encerrados, torturados y asesinados o apresados casi de por vida.

Casado fue un traidor. También lo fue Besteiro. Y el general Miaja; el socialista Wenceslao Carrillo; los cenetistas Manuel González y Eduardo Val; el ugetista Antonio Pérez; y los dirigentes de IR, Miguel San Andrés, y de UR, José del Río. Todos ellos compusieron el golpista Consejo Nacional de Defensa, el cual buscó la rendición y el vergonzante pacto con Franco, sin conseguirlo. Pudieron haber prolongado la resistencia unos meses más, uniendo la suerte de la República al curso de la Segunda Guerra Mundial. O pudieron haber gestionado una retirada honrosa o quizás una evacuación ordenada de las fuerzas hacia territorios franceses. Pero no lo hicieron. Intentaron vanamente un acuerdo con los fascistas que aguardaban al otro lado de las trincheras y, eso sí, en su ausencia sólo se preocuparon de ampararse en la autoridad sobrevenida de su ilegal poder alcanzado con un golpe de Estado para poner pies en polvorosa huyendo en aviones hacia Orán o embarcando en el "Galatea", buque británico que les aguardaba en el puerto de Gandía mientras era custodiado por el acorazado "Essex", bajo la atenta pero indiferente mirada del mercante armado franquista "Mar Negro", complice conchabado de la deshonrosa evasión.

Para Casado y para quienes le secundaron, todo mi desprecio. Se lo merecen.


(imagen: rendición de militares republicanos ante el general franquista Espinosa de los Monteros. 28 de marzo 1939. Fuente: grandesbatallas.es)