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viernes, 20 de febrero de 2015

¿Por qué algunos pensamos que no puede ni debe haber perdón?: La Memoria al servicio de la Justicia. Día 51

Algunos sostienen que la historia de la Humanidad puede y debe interpretarse como una sucesión continua de puntuales enfrentamientos encardinados en el eterno conflicto nunca definitivamente resuelto que mantienen los que han usurpado los recursos que debieran ser de todos para negárselo a los que menos poseen. Tesis y antítesis. Desde ese punto de vista y utilizando torpemente las herramientas científicas de análisis de la realidad que proporciona el marxismo (por mucho que los postmodernos circulistas con coleta lo consideran invalido por supuestamente obsoleto), algunos creemos que nuestro injusto presente social y económico es sólo un matiz más del transcurso de un pasado constante, antiguo y reciente, desde muchas facetas plenamente vigente y nunca concluído. Y sostenemos que la mal-llamada guerra civil aún no ha acabado, que la Transición sólo fue una elaborada operación de maquillaje y que los actuales 10 millones de pobres, los 6 millones de parados, la actual sociedad más injusta y desigualitaria de nuestra Historia reciente y la clase oligarca más inmoralmente enriquecida son todos ellos el epítome y máximo exponente de ese conflicto no resuelto entre unos pocos y una inmensa mayoría, que tuvo como paradigmática expresión el golpe de Estado en 1936 de la plutocracia contra el Pueblo y su Gobierno legal.

Instantes previos a un fusilamiento en las tapias del cementerio de Mérida.  Fuente: "HOY" de Badajoz.

Desde esa óptica, no sólo la Memoria si no sobre todo la legítima negación del Perdón actúan como útiles herramientas que proporcionan más coherencia, aún si cabe, al análisis final que sostiene que las barbaries y crímenes del siglo pasado por no haber sido jamás ajusticiadas ni reparadas, se siguen cometiendo en el presente, por lo que no es moralmente admisible que se pretendan perdonar, indultar y amnistiar a sus responsables directos, a sus inductores y a sus amos, ya que sus herederos ideológicos y patrimoniales siguen disfrutando y manteniendo por la fuerza los mismos privilegios conseguidos por sus sanguinarios predecesores a costa de la desigualdad, la opresión, el expolio perpetuo y la muerte de los desheredados de ayer y de hoy.

Prisioneros republicanos en el cuartel de La Bomba, Badajoz. 2 de mayo de 1937. Fuente: "HOY" de Badajoz.

Por todo ello y desde este aserto, muchos no olvidan, cierto, pero sólo unos pocos tampoco perdonamos, porque creemos que sin Justicia y Reparacion no puede haber ni Verdad ni Perdón. No perdonamos el hambre, la miseria y la represión de todo un pueblo durante siglos ni, por ejemplo, la ejecución de obreros de la ficticia Mano Negra de Jerez en 1884, la masacre de sindicalistas en Riotinto (Huelva) de 1888, los asesinatos de anarquistas nuevamente en Jerez en 1892, las decenas de miles de proletarios víctimas propiciatorias de la oligarquía liquidadas en Cuba y Filipinas durante el fin de las guerras coloniales, los cientos de obreros y estudiantes asesinados durante la Semana Trágica barcelonesa, los cientos de sindicalistas y obreros asesinados por el pistolerismo patronal en la Cataluña de los 20 del XX, los miles de obreros exterminados durante la rebelión del 34 en Asturias y en toda España, los cientos de miles de políticos, sindicalistas, obreros, intelectuales y sus familiares asesinados entre 1936 y 1978 y las millones de personas que siguen oprimidas por el miedo a sentir y a ejercer la Libertad desde 1978 hasta hoy.

Prisioneros republicanos en el cuartel de La Bomba, Badajoz. 2 de mayo de 1937. Archivo "HOY" de Badajoz. Fuente: "HOY" de Badajoz.

No olvidamos. Cierto. Y no perdonamos, porque por mucha Verdad que se exponga, por mucho que sepamos de nuestro pasado, por mucho que se nos tilde de "rencorosos" o vengativos, sin la reparación del latrocinio, el expolio y el genocidio cometido por los dueños de nuestros señores de hoy, sin la revitalización y plasmación del ideario de nuestros mayores, sin la socialización, la nacionalización y la redistribución de recursos por las que murieron, sin la persecución de los delitos de los criminales contra el pueblo, sin la restitución la República no hay, no puede haber Justicia. Y sin Justicia reparadora no puede haber Perdón, por mucho que algunos crean que hablamos de venganza y de rencor.
Prisioneros republicanos en Badajoz. Fuente: "HOY" de Badajoz.