En el penal de exterminio de San Cristóbal, en la navarra Ezkaba, junto a Pamplona, el rincón de la foto era siempre el mismo. Quizás es que de forma mayoritaria casi todas las imágenes se tomaban el día de La Merced de cada año, 24 de septiembre, en el mismo lugar, a la misma hora... Las pruebas de una provisional vida que en múltiples ocasiones acabó en el olvido de la muerte. Pero las horas, rincones y lugares no cambiaban. Aunque los rostros de los presos sí, bien por traslados, bien liquidados tras ilegales homicidios extrajudiciales, bien asesinados tras sacas y paseos, bien torturados, o bien por muertes aparentemente naturales pero evidentemente forzadas tras terribles y prolongados periodos no episódicos de hambre que desembocaban en avitaminosis, horrendas carencias inmunológicas que causaban fallos multiorgánicos... Siempre el mismo rincón, año tras año en la misma reja de la misma ventana, distintas caras, sólo las de los afortunados supervivientes, sin saber quiénes serán los afortunados que los suplantarán el próximo 24 de septiembre... Ezkaba. El penal de exterminio de Navarra.