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lunes, 2 de junio de 2008

Gudaris vascos frente de Bilbao apresados por franquistas





El avance de los golpistas sublevados, aunque lento, fue inexorable. Madrid, Teruel, Guadalajara, Brunete, el Ebro, Valsequillo-Peñarroya, Asturias, Bilbao, ..., sirvieron para frenar y contener a los franquistas, pero no para derrotarlos. Los vencedores de cada batalla creaban depósitos provisionales y campos de concentración, en los que acorralaban e interrogaban a los presos y les hacían una clasificación provisional. Del interrogatorio y de la clasificación preliminar dependía en buena medida la suerte final de los prisioneros. Muchos fueron asesinados o condenados a penas prolongadas porque en la clasificación provisional fueron clasificados dirctamente como desafectos, a la espera de que en los juicios (cuando éstos se producían) fueran condenados a muerte o a 30 años por auxilio o colaboración a la rebelión.
En las imágenes puede verse a un oficial franquista (en la segunda fotografía con pistola en la mano) y a sus auxiliares legionarios conduciendo e interrogando a una cuerda de presos (en sentido estricto), gudaris vascos prisioneros en el frente de Bilbao.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa foto se suele presentar como de gudaris capturados, pero no está del todo claro que lo sean. Los capturados parecen más bien reclutas del ejército español muy a principios de la guerra. El reportero Vicente Talón, autor de "Memoria de la guerra de Euzkadi" (Plaza&Janés), tampoco tiene muy claro el origen de esa foto. Saludos, Juan.

ERNESTO dijo...

Sí señor, así es como hay que tratar al "recluta del ejército español", pues si se les ha atado las manos es por su bien, no fueran a tropezar y caerse, lastimándose quizás; si se les ha quitado el fusil es para que no lleguen cansados a donde los conducen; si se ven rodeados de amables legionarios es sólo para que no se extravíen. Y ahora biene lo mejor: se les apunta el nombre para que sus madres, hermanos y amigos sepan que hasta en eso pensó Franco, "El Bueno", antes de que el oficial de pistola en mano les entregara el pasaporte para el más allá, evitándoles así las incomodidades de la guerra.