Sostenía Lola Flores en 1977: "Yo he vivido, como todos, con Franco y soy franquista. Nunca he entendido de política. Ahora es cuando empiezo a enterarme y no he encontrado nada que me convenza". Recordaba Lola que Franco era muy serio pero que sonreía siempre que ella le cantaba o bailaba cuando lo pasaban en grande en aquellos "guateques y buffets" del Régimen.
Lola nunca dejó de atender las invitaciones para cantarle a Franco en el Palacio de la Granja y nunca dejó de sentirse franquista hasta la médula. En su casa, en lugar preferente, colocó una fotografía autografiada del dictador con dedicatoria a La Faraona. En una ocasión, llegado el momento en el que Franco pasaba a su lado, Lola Flores se puso a llorar como una Magdalena "por efectos de la emoción al verlo y porque yo estaba embarazada de mi segundo hijo". Y en esa situación, el Caudillo le dijo, llamándola por el diminutivo de su nombre: "Pero, ¿por qué lloras, Lolita? ¡Si tú eres la alegría de todos…! Si acaso, quien debería llorar sería yo, que estoy lleno siempre de problemas…". Lola Flores, por cierto, estando ante las cámaras de televisión se dirigió a la entonces primera dama, doña Carmen Polo de Franco, llamándola "La generalísima", lo que a éste le provocó una espontánea carcajada. Era tanta la empatía que por Lola Flores sentían los gerifaltes franquistas que estos le concedieron en 1962 la Orden del Lazo de Isabel la Católica, con tratamiento de Ilustrísima Señora.
Decía Lola: “Franco me dio paz, y se lo agradezco en nombre mío y de mis hijos. En aquella época no había tanta delincuencia, ni tanta droga, ni tanto sinvergüenza haciendo desfalcos, porque esa es otra, yo cometí una negligencia, pero estos de ahora se han llevado el dinero a manos llenas".
Veía Paco Umbral a Lola Flores como una de esas "hembrazas de la raza que se lo daban todo a la Patria (la Patria es un militar a caballo)". El 18 de mayo de 1995, al día siguiente del fallecimiento de la artista, escribía Umbral una ácida necrológica en la última página de El MUNDO sobre Lola y sobre la España franquista que ella representó, en la que podía leerse: "...he visto, a trasflor de tantas flores, en la noche faraónica, catacumbal y lacrimosa, el vivan las caenas, la charanga y la pandereta, el nacionalismo de castañuela y finolaína, todo ascendiendo, ritual, en el azul católico de España...".
En muchas fotografías de la época podemos verla junto al genocida Franco, o con Carmen Polo, esposa del tirano, o con el yerno, Marqués de Villaverde; también con el golpista apologeta del exterminio del adversario, José María Pemán; con el franquista Álvaro Domecq; con el ministro secretario General del Movimiento José Solís; y con el ultraderechista Fraga Iribarne.
Madrid, 5 diciembre 1970. El golpista apologeta del exterminio del adversario, José María Pemán recibe la 'Olla de Oro' que le impuso Lola Flores en su restaurante gitano.
Lola Flores, presidiendo la mesa en un acto público junto a Manuel Fraga Iribarne y la Duquesa de Alba.Lola Flores vistiendo un lujoso modelo de noche junto al yerno del dictador Franco.
Nuevamente Lola Flores, presidiendo la mesa en un acto público junto a la duquesa de Alba (i) y el camisa vieja y ministro secretario general del Movimiento FET DE LAS JONS, José Solís. 1962.
Lola Flores, durante un solemne acto oficial junto al dictador general Franco.
Lola Flores junto a Carmen Polo, esposa del genocida dictador General Franco, y las artistas Celia Gámez, Paquita Rico y Sara Montiel.
1970. Lola Flores impone la Olla gitana de Oro al que fuera alcalde de Jerez, presidente de la Diputación de Cádiz y procurador en las Cortes franquistas Álvaro Domecq y Díez.
Pero a pesar de todo ello, a pesar de sus cómplices palabras, a pesar de medrar bajo la plácida y rentable sombra de la criminal Dictadura y a pesar de su total integración y connivencia con la sociedad y cultura franquista, Lola Flores nunca recibió la reprobación moral, ni de sus paisanos de a pie, ni de los políticos de variado cuño que se turnaron en el gobierno de su ciudad, autonomía y país de nacimiento. Tanto es así que para pasmo de muchos, el Gobierno socialista de Felipe González le concedió en 1991 la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, a pesar de su archiconocido fraude fiscal. Más estupefacción si cabe causó que el Ayuntamiento socialista de Jerez pusiera a su nombre una gran avenida o que en 2017 publicara un disco en su homenaje y dedicara a la exaltación de su figura la edición de ese año de la Feria del Caballo. O que en febrero de 2019 el escritor Fernando Quiñones (1930-1998) quedara desposeído del honor de que un instituto de enseñanza media junto a la zona de Caulina de Jerez de la Frontera fuera conocido hasta entonces bajo su digna y literaria advocación, para pasar a denominarse I.E.S. Lola Flores (tal cual). Tan profundo y efectivo es el proceso de blanqueamiento de Lola Flores que nadie se llamó a escandalo cuando la cervecera Cruzcampo resucitó la imagen viva de la folklórica filofranquista (https://youtu.be/ir2GDC1Xo7A) para desearnos desde el más allá Feliz Año 2021.
Falta menos de una semana para que la ciudad de Jerez celebre por todo lo alto, o por lo más bajuno, el centenario del nacimiento de su más afamada artista hagiofranquista. Y un par de meses para que el desmemoriado PSOE local al frente del Ayuntamiento (en el que con un concejal de Cultura cryptoderechista gobierna desde hace años con el apoyo sorprendente de Unidas Podemos) inaugure el Museo de Lola Flores y un Centro Cultural a ella dedicado. A este rancio cóctel que apesta a naftalina fascista sólo le falta un NODO en blanco y negro, la voz de Matías Prats y al fondo la estampa de la collares dejándose querer por la sumisa Faraona de Jerez.
Pero, aún cuando el Área de Igualdad de ese mismo Ayuntamiento socialista (sic) incluyera no hace mucho a Lola Flores en la edición de su 'Agenda Tributo a las Nuestras', a los que aún conservamos la Memoria de dónde reside lo Justo sólo nos resta responder:
NO, LOLA FLORES NUNCA FUE UNA DE LAS NUESTRAS.