Con los años he descubierto que no es lo mismo escribiros a las siete de la tarde, que a las doce de la noche; antes de cenar que pillaros sesteando poco después; que sea lunes a que publique los sábados; en laborables que en findes; o que los titulares con palabras como "impresionante", "sorprendente" o expresiones adverbiales esperpénticas del tipo "alucinante" entre signos de admiración, repercuten más frente a anodinos títulos con adjetivos neutros y anodinos. Humanos somos, pero además para mi pasmo me sé vigilado por presencias cibernéticas, a saber para qué usos, por esos que en la jerga webera se conocen como "robots" y "arañas", la mayor parte originarios de Rusia y Estados Unidos. Miles o decenas de miles de intrusiones cada mes. En abril baten records estos bichos. Y a la vez, Google me roba los registros de visitas de los dos primeros años de vida de TODOS LOS ROSTROS, medio millón aproximado, con lo que en ese tiempo periclitado de junio de 2008 a julio de 2010 parezco estar ausente de vosotros, os siento entonces como carencias personales y me adivino pleno de inquietantes presencias robóticas. En resumen, cálculos disparatados y tiempos llenos de zozobra informática para los que ya estoy viejo y no cualificado.
Mis disculpas por esta inquietante disgresión que sólo yo entiendo y a la que pongo fin compartiendo con vosotr@s una fotografía de una agencia de noticias alemana de guerra cualquiera, donde aún de espaldas, a estos prisioneros republicanos capturados en la España de 1938 por los fascistas en algún lugar ignoto se les aprecia azorados, inquietos y temerosos, muchos de ellos sabedores quizás de su fatal destino. La imagen procede como tantas veces de todocoleccion.net, ese sitio en el que gente sin memoria mercadea con el recuerdo visual de los nuestros.
Es tiempo de robots, de arañas. Y de buitres.
