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viernes, 20 de junio de 2008

Prisioneros en Porlier, 2

La barbería de Porlier, en 1941. Bajo ese omnipresente mensaje aniquilador de espíritus y voluntades, los presos eran rapados por sus propios compañeros. Los piojos desaparecían de la cabeza, pero no de las ropas, al igual que las chinches de las paredes de sus celdas.


Porlier. Preso republicano abraza a su hija en un gesto de desesperación e inmenso amor, durante una visita familiar con motivo de la festividad de Ntra. Sra. de la Merced, patrona del mundo penitenciario franquista en 1939. ¿Volvería a verla?

Con motivo de la festividad de Ntra. Sra. de la Merced de 1939 y para inmortaliza el momento frente al interesado objetivo de la propaganda iconográfica franquista, los amedrentados presos republicanos se disponen --con un tenso rictus de miedo-- a dar cuenta del rancho.

Misa en el patio de Porlier, 1939. Asustados, los presos hacen el obligado saludo ritual fascista. ¡¡Ay de aquel que se distinga demostrando poco entusiasmo en la rígida expresión del brazo en alto!! Les observan decenas de miradas sagaces y vengativas en busca de un motivo, o de ninguno, para imponer castigos y malos tratos.

Misa en el patio de Porlier, 1939. Los presos están arrodillados, excepto la banda de música. El sacerdote debe de estar elevando el Santísimo y los prisioneros deben humillarse ante esa presentación de Dios en la tierra. O quizás genuflexan ante el Director de la prisión. ¡Tanto da! Solo los afortunados conseguirán salir de allí con vida. Y todos son conscientes de ello.