Desposeídos, desprotegidos, sancionados, multados,
represaliados... Los republicanos defensores de la democracia que pudieron
librarse del asesinato a manos de los bárbaros fascistas, fueron torturados,
presos durante décadas, castigados con trabajo esclavo en batallones
disciplinarios de trabajadores, obligados a cumplir un nuevo servicio militar
de tres años tras tres años de guerra, liberados sólo condicionalmente,
desterrados de sus lugares de origen, depurados, despedidos de sus puestos de trabajo y sometidos a las
terribles consecuencias de la Ley de Responsabilidades Políticas. Excarcelados tras
años de prisión a su riesgo y ventura, los veteranos antifranquistas y sus
familias acabaron convertidos en indigentes subsistiendo en la más miserable
precariedad, mendigando, pasando hambre, delinquiendo para sobrevivir, humillándose...
L@s que defendían desinteresadamente las libertades,
la socialización de los beneficios empresariales y la universalización de la Cultura, la Sanidad y la Educación terminaron
sus existencias muertos, presos o en la más absoluta penuria. Debían pagar así su atrevimiento contra los que mandaban entonces, contra los que mandan hoy.
En la foto, veteranos de guerra gravemente discapacitados y sin recurso alguno mendigan en las calles de una ciudad española (¿Barcelona?) en 1951, 12 años después de la victoria de los traidores armados sublevados. Fotografía del archivo de Corbis, obra de Daniel Farson.