Buscadme entre el grupo. Soy el número 3, el 27, el 16, cualquiera de
ellos. Soy uno de los Últimos de Filipinas; como ellos, incombustible. Insumiso. Irredento. Y como con ellos, tampoco podrán conmigo. Tantas veces como
caiga, tantas veces me levantaré. No me abatiréis los enemigos de la Dignificación de la Memoria, ni a los que
sienten y piensan como yo. No nos avergonzamos de nuestros principios, ni de nuestro ideario ni
de nuestros métodos, pese a quien le
pese.
Nuestros enemigos se ríen de nuestros muertos o, como ayer en París, se apropian desvergonzadamente de ellos para darse un mediático baño de masas aparentando que homenajean a los que ellos mismos, sus abuelos y su Institución mandaron al matadero. Nos insultan, nos ridiculizan, nos censuran, nos suprimen y pretenden
liquidar lo último que nos queda: la Palabra. Su propósito es
amordazarnos y silenciarnos por siempre. Sus maquinaciones y ataques son tan continuos, reiterados y muchas veces exitosos --es facil, pues son dueños de las grandes empresas y medios de comunicación y sus linajes se prodigan en la judicatura y en la política-- que los pocos "de Filipinas" que quedamos podríamos haber optado por rendirnos y abandonar. Pero hemos
elegido --como uno más de los indomables de Baler-- seguir defendiendo
la Palabra y la Libertad de Expresión, la Verdad, la defensa de la Justicia y la exigencia de Reparación.
No olvidamos a los nuestros. No perdonamos a sus verdugos, ni a sus herederos, enriquecidos con los delictivos frutos de sus crímenes. Y no dejamos de reivindicar la vigencia de los valores que llevaron a nuestros mayores a la tumba y a las cárceles.
Fuente de la imagen: rjb.csic.es
Lugar de la memoria visual de los prisioneros y presos republicanos y antifranquistas, construido como homenaje a todos los represaliados por el fascismo y el franquismo en la España de la guerra civil y postguerra.
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1 comentario:
De Rafael Alberti, "Hace falta estar ciego"
Hace falta estar ciego,
Tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
Cal viva,
Arena hirviendo,
Para no ver la luz que salta en nuestros actos,
Que ilumina por dentro nuestra lengua,
NUESTRA DIARIA PALABRA.
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
Sin participación de los himnos futuros,
Sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.
Hace falta querer ya en vida ser pasado,
Obstáculo sangriento,
Cosa muerta,
Seco olvido.
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