Míralos. Están asustados. Sus rostros reflejan el desánimo que les
domina. Y el miedo que les arrebata tras tanto tiempo en batalla. Creen
que saben lo que les espera pues creen en la presupuesta magnanimidad de sus vencedores, pero no conocen la verdadera dimensión de
la represión con la que serán recompensados por su fidelidad a la
República. Torturas, hambre, suciedad, maltratos, prisión y muerte serán
sus inevitables compañeras durante años. Para muchos lo será por
siempre, pues en aquellos lugares de exterminio morirán. Pero ellos, los
resistentes de la fotografía y muchas decenas de miles más, llevaban combatiendo muchos meses, más de un año en la
montaña y en los acantilados asturianos. Apoyaron a las milicias nacionalistas vascas y
republicanas y ayudaron a consolidar su frente ante el imparable avance
italiano, no se arredraron cuando los franquistas tomaron Reinosa,
Santander, Torrelavega o Ribadesella, se opusieron a los fascistas
mientras éstos conquistaban Oviedo y aguantaron hasta el último momento en
Gijón o Avilés.
Pero a finales de 1937, la bolsa de resistencia asturiana se convirtió en un aislado guetho sin posibilidad de victoria y abocado a la más abrumadora derrota. Ésta se produjo finalmente en octubre aquel año. El 1, los nacionalistas ocupan Covadonga; el 7, los esbirros de Muñoz Grandes entran en Tarna; el 10, las brigadas navarras entran en Cangas de Onís; el 11, Solchaga y sus sicarios cruzan el alto Sella; el 12, cae Arriondas; el 15, la sierra del Sueve; el 16, Aranda se hace con Campo de Caso; el 19 y tras la huída del Consejo Soberano republicano de Asturias, los franquistas entran en Villaviciosa; y el 21, el frente norte se desmorona y se da por finalmente conquistado desde Galicia hasta los Pirineos con la caída del reducto de Gijón.
Para los derrotados empezó el más prolongado martirio, el perverso tormento al que fueron sometidos por los victoriosos criminales. Aquí los vemos en ciernes de su suplicio, en esta imagen de un grupo de prisioneros capturados en Cangas de Onís, extraída de una información publicada por "La Nueva España" lne.es de Asturias con ocasión de los actos conmemorativos del 76 aniversario del asesinato de cinco republicanos en Parres y de la presentación del libro sobre la represión franquista en Parres y Cangas de Onís titulado 'Los xugos pa xuncir, les fleches pa pinchar'.
Pero a finales de 1937, la bolsa de resistencia asturiana se convirtió en un aislado guetho sin posibilidad de victoria y abocado a la más abrumadora derrota. Ésta se produjo finalmente en octubre aquel año. El 1, los nacionalistas ocupan Covadonga; el 7, los esbirros de Muñoz Grandes entran en Tarna; el 10, las brigadas navarras entran en Cangas de Onís; el 11, Solchaga y sus sicarios cruzan el alto Sella; el 12, cae Arriondas; el 15, la sierra del Sueve; el 16, Aranda se hace con Campo de Caso; el 19 y tras la huída del Consejo Soberano republicano de Asturias, los franquistas entran en Villaviciosa; y el 21, el frente norte se desmorona y se da por finalmente conquistado desde Galicia hasta los Pirineos con la caída del reducto de Gijón.
Para los derrotados empezó el más prolongado martirio, el perverso tormento al que fueron sometidos por los victoriosos criminales. Aquí los vemos en ciernes de su suplicio, en esta imagen de un grupo de prisioneros capturados en Cangas de Onís, extraída de una información publicada por "La Nueva España" lne.es de Asturias con ocasión de los actos conmemorativos del 76 aniversario del asesinato de cinco republicanos en Parres y de la presentación del libro sobre la represión franquista en Parres y Cangas de Onís titulado 'Los xugos pa xuncir, les fleches pa pinchar'.
Mi abuelo, mi padre, mis tíos....
ResponderEliminarDura fue la resistencia .
Más dura fue la represión.