Harto ya de estar Harto tras milenios y eones de elemental hartazgo (permítaseme el retruécano y la reiteración a la manière
serratiana), desde mi solitaria atalaya contemplo los crímenes que
desde hace una eternidad siguen cometiendo los enemigos de la Libertad.
En mi país, en mi tierra continúan matando, no ya con rociadas de plomo,
si no suprimiendo la ayuda a la dependencia, negando el tratamiento de
la hepatitis, impidiendo el acceso a transplantes, quimios, prótesis e
implantes o abocando a la gente humilde a la depresión y al suicidio.
Pero hoy, en Francia como en la España de hace 40 años o de hace 70, los
bárbaros, dirigidos por ocultos emboscados o convencidos de la
inmaculada pureza de su barbarie, la que su deidad, su ayatollah o su
arzobispo les dicta, matan, asesinan, masacran para garantizar la
prevalencia de su Dios, de sus religiones o --lo que es más probable--
de sus interesadas jerarquías sacerdotales vinculadas a oligarquías
locales y regionales. Contra todas ellas, contras sus brazos armados y
contras los gobiernos de aquí o de allá que los manipulan y tuercen para
amedrentarnos con la siembra de sus terrores, contra todos ellos vomito
todo mi odio. Vomito.
Impostura franquista, fabricada por los golpistas triunfantes para escenificar, remedar o simular los también supuestos fusilamientos de nacionales por republicanos en Durango, Vizcaya. Algunos fijan la fecha de los aparentes asesinatos en torno a 1940 y otros, que dicen haber hablado con familias propietarias de las lápidas que se ven en la imagen, dicen que la escena tuvo que ser "fabricada" despues de 1953. Lo que es claro es que en una situación verosimil, ningún niño iba a ser expuesto al tiroteo a menos de 2 metros del objetivo de las balas. Pero en el mundo real, los uniformados fascistas exhibían en estos paripés su extrema pericia liberticida adquirida en la muerte de disidentes e insumiso 10 años antes por los campos hispanos, y ahora 70 años después mostrada en Francia, Siria, México, Irak por los puritanos intolerantes fundamentalistas. Gracias, Putin; gracias, Obama; gracias, Rouhaní; gracias, Abdalá ben Addelaziz. Sin vosotros, careceríamos del necesario referente que nos kostrara dónde se concentra la maldad del Universo.
Gracias, Putin, en todo caso y de verdad.
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