Siento algo de pudor al sincerarme hasta este extremo, pero recuerdo que hace un año escribí con emoción y también con algo de arduo y laborioso esfuerzo recopilatorio una entrada dedicada a glosar la voluntad, el tesón y el compromiso político de cinco comunistas destacados y de sus cinco familias, todos ellos víctimas de represalias, malos tratos, detenciones arbitrarias, acoso, humillaciones y condenas eternas de entre 20 y 25 años, sufridas como largas y tortuosas peregrinaciones por las prisiones franquistas de toda España. Aquel elaborado texto, sin duda voluntariosamente hagiográfico, era fruto de una reflexión de varios meses y lo titulé ESPEJO EN EL QUE MIRARSE http://todoslosrostros.blogspot.com.es/2014/07/espejo-en-el-que-mirarse.html, con la pretensión de enaltecer los años de lucha y entrega, años también de torturas, miedo, sacas y asesinatos, vividos y presenciados en primera persona por el canario José Afonso
García, con 25 años y 10 meses de condena desde
septiembre de 1936 hasta junio de 1962; el toledano Luis Lucio Lobato, con 25 años de prisión repartidos en diferentes condenas entre 1940 y 1977; el andaluz Melquesidez Rodríguez Chaos, con 24 años de cárcel entre 1939 y 1963; el salmantino Marcos Ana, Fernando Macarro, con 22 años y 6 meses de condena entre 1939 a 1961; y el también toledano Simón Sánchez Montero, con 17 años de prisión en diversas condenas entre 1945 y 1976.
A
la izquierda, Lucio Lobato con su hija Violeta. En el centro y con
gafas, Simón Sánchez Montero flanqueado por sus hijos Aida y Pedro
Manuel en el penal de El Dueso (Santander). Los otros dos presos no han
podido ser identificados. 1962. Imagen facilitada por Violeta Lobato.
Con posterioridad a aquella publicación, he podido encontrar un suelto publicado por EL PAIS el 18 de mayo de 1977 con el que este diario hacía balance en su artículo "Más de mil años pasaron en cárceles y exilio los candidatos de
izquierdas. Cinco de ellos estuvieron condenados a muerte" de los años de prisión y exilio sufridos por los candidatos de izquierda a las elecciones de junio de aquel año. Entre aquellos veteranas víctimas de la lucha antifranquista que optaban al Congreso de los Diputados en el 77 se encontraban, por ejemplo los comunistas Santiago Álvarez (18 años de cárcel), Sandoval (10 años), Marcelino Camacho (14 años) y Díaz Cardiel (9 años); los socialistas Manuel Turrión (10), Fernández Torres (20), Esparcía Cardinero (15), Pérez Meyla (20) y Fructuoso Miaja (10); los militantes del PSP Angel Nómbela (23 años de cárcel) y Mata Roméu (9 años); y la comunista y militante en el 77 de la ORT, Juana Doña (18 años de prisión).
Marcelino Camacho y su esposa Josefina, a los pocos minutos de su última liberación tras un indulto. Fuente: elmundo.es
Pero hoy me tropiezo de bruces con las penurias sufridas por Pedro Vázquez Martín. Su vida fue el paradigma de una terrible odisea salpicada de correrías, fugas, detenciones, juicios, condenas y años interminables de prisión. En la localidad sevillana de Castillo de las Guardas de donde era natural llamaban a Pedro Vázquez "El Curita". Nacido en 1913, arriero y jornalero, Pedro se afilió a la CNT en 1934. En el 36 y triunfante el golpe en su pueblo, Pedro hubo de marchar y refugiarse en los montes para desde allí cruzar hasta las líneas de las fuerzas republicanas, en las que combatió hasta el final de la guerra. Con la victoria franquista, Vázquez regresó a su pueblo el 7 de abril de 1939 y sabiéndose buscado, se entrega a la Guardia Civil el 14 de ese mes. Acusado de ocupar la aldea de El Álamo, quemar su iglesia, asaltar el cuartelillo y herir gravemente a varias personas en septiembre de 1936, entre ellas un falangista, Pedro es encontrando culpable sin pruebas y sólo de oídas (como era habitual en la falsaria justicia fascista, "... me dijeron que lo habían visto...", "nunca le ví cometer ningún crimen, pero no descarto que lo hubiera hecho...") y condenado a 30 años de reclusión por haber cometido entre otras causas un delito de rebelión militar, a pesar de contar con avales, con testimonios exculpatorios de alguna de sus presuntas víctimas y con declaraciones de personas de orden que lo situaban en Madrid en la fecha de los incidentes.
A finales de 1942, Pedro es trasladado a La Corchuela (Dos Hermanas, Sevilla) para realizar trabajos forzados en el Canal de los Presos, dependiente de aquel campo de concentración. Pero Pedro no tolera su injusta pérdida de libertad y el 13 de octubre de 1943 aprovecha para fugarse junto con otros cinco presos: los hermanos Manuel y Rafael Fernández Ávila, Miguel López, José Arenal Ormigo y Miguel Cardoso Fernández. El 24 del mismo mes son sorprendidos en el campo por la Guardia Civil que les da el alto y les tirotea, matando a Manuel Fernández, hiriendo gravemente a Miguel Cardoso y capturando al resto, tras lo que encierran a tres de ellos en el depósito de Castillo de las Guardas. De allí, maniatado y forcejeando con los alguaciles locales vuelve a escaparse Pedro Vázquez, en compañía ahora de Rafael Fernández. Por contra, sus compañeros Cardoso, López y Arenal son juzgados en consejo de guerra el 8 de noviembre y sentenciados a muerte. Cardoso --que está herido de bala desde el día de su aprensión sin que el Auditor de Guerra autorice nunca su cura, ante la segura inminencia de la muerte-- es fusilado el día 15 en las tapias del cementerio de san Fernando, en Sevilla. El mismo día, Miguel López y José Arenal son trasladados a la Colonia Penitenciaria de Dos Hermanas y allí son fusilados para dar ejemplo ante el resto de sus compañeros presos, obligados a presenciar el asesinato en cerrada formación y a desfilar a continuación ante sus cadáveres. Mientras, Pedro Vázquez se cambia de nombre e intenta pasar desapercibido, pero a sus oídos llega información sobre la trágica suerte corrida por sus compañeros de evasión fusilados en Sevilla y sobre el triste final de su camarada de fuga Rafael, que cuatro meses después es capturado, juzgado y también fusilado.
Cientos de presos trabajando como forzados bajo guardia armada en el Canal de los Presos (Dos Hermanas, Sevilla). Fuente: ecorepublicano.es, haciéndose eco de una entrada sobre trabajo esclavo publicada por TODOS LOS ROSTROS
Cuenta Vázquez con una nueva identidad fingida, la de Antonio Fernández Sánchez, pero el 12 de noviembre de 1943 es detenido en la provincia de Ciudad Real, juzgado y condenado a 12 años de prisión por haber tratado de internarse en la Sierra, “sin duda con objeto de unirse a los rojos”. Ingresa en la madrileña prisión de Santa Rita y en abril de 1944 en la Provincial de Madrid, pasando el 6 de julio de 1946 al Destacamento Penal de Lozoyuela para construir nuevamente como forzado el ferrocarril Madrid-Burgos (ver la entrada Forzados y esclavos al servicio de sus asesinos: La Memoria al servicio de la Justicia. Día 182 http://todoslosrostros.blogspot.com.es/search?q=bustarviejo, dedicada a
los presos del destacamento de Bustarviejo y del ferrocarril
Madrid-Burgos). Desde aquel campo de trabajo vuelve otra vez vez a evadirse el 24 de septiembre de 1946, siendo capturado el 28 siguiente y enviado bajo esa identidad supuesta al penal del Puerto de Santa María (Cádiz). Pero allí, enterado de que algunos prisioneros murmuran sobre la filiación y el historial real de Vázquez, un exlegionario franquista preso en la misma cárcel le delata para congraciarse con sus captores. Y éstos someten a interrogatorio “al único superviviente de los seis penados que se fugaron de la Colonia Penal de Dos Hermanas…”. Tras las averiguaciones pertinentes, Pedro es trasladado a Sevilla y sometido a Consejo de Guerra, que le condena a muerte en febrero de 1949 por la fuga, robo de escopetas y subsistencias cometidos durante su evasión y por el uso fingido de un nombre falso. Conmutada su ejecución por la pena de grado inmediatamente menor, 30 años, Pedro es vuelto a ser trasladado al penal del Puerto para cumplir las condenas, de donde no saldrá hasta el 28 de septiembre de 1966, más de 27 años después de su primer ingreso en prisión.
Pedro Vázquez Martín (en la fotografía) murió en 1977, con 64 años. Pasó casi la mitad de su vida en las cárceles franquistas, acusado de delitos políticos no cometidos e inimputables según el derecho internacional y de reiteradas fugas siempre en infructuosa busqueda de la ansiada Libertad en un país convertido en una inmensa prisión, en un infinito matadero de hombres y mujeres just@s.
Una parte de los datos de esta entrada y la fotografía de Pedro Vázquez Martín proceden de http://www.todoslosnombres.org, mientras que otra buena parte han sido tomados del excelente trabajo de enorme mérito titulado "La represión franquista durante la posguerra y la reconstrucción del movimiento obrero en Sevilla. 1940-1976" presentado en 2011 como tesis doctoral a la UNED por Aurelio Peral Peral, Licenciado y ahora Doctor en Geografía e Historia.