Los prisioneros sufrían un total estado de penuria y abandono, durmiendo en un suelo de delgadas tablazones de humedísima y carcomida madera a través de cuyas anchas juntas, a tres metros sobre un lóbrego vacío, se divisaba el oscuro torrente del poderoso cauce del encanalado Ebro. El hambre y la sed del verano, y nuevamente el hambre y el terrible frío del invierno (con temperaturas al raso del patio de 20 grados bajo cero y la prohibición expresa de refugiarse bajo techo) causaron la muerte inmediata de 160 presos y dejaron secuelas de por vida en el resto ("A un nivel más bajo del río Ebro, había un canal que suministraba agua a las turbinas, las cuales estaban en una sala especial. Estas máquinas muy antiguas servían para producir electricidad para la prisión y a varios pueblos de alrededor. Indico lo anterior porque en aquella parte del canal estaban las celdas de castigo y éstas se inundaban con frecuencia y se oían los gritos de los "internos" (así nos titulaban los esbirros y guardianes) pidiendo auxilio". Issac Arenal Cardiel, preso veterano).
Algunos de los cargos directivos de la prisión fueron Eduardo Carazo Gómez (director) y José María Abril Martín (subdirector), ambos entre enero de 1941 y noviembre de 1942, y José María Figueroa Monís (director) y Ruperto Martínez Gutiérrez (capellán-maestro, ¿el famoso "Palo Largo"?), los dos entre noviembre de 1942 y noviembre de 1943, así como Leoncio Hernando García (subdirector y má tarde director en funciones en noviembre de 1942) y José María Gil (director, en fecha no determinada por este blog).
Más información sobre la identidad de los fallecidos en Valdenoceda (incluyendo un brigadista alemán que se fugó de la prisión y fue fusilado en el puerto de La Mazorra), el censo provisional de presos con la filiación de unos 1.050 presos más y numerosos detalles en otras entradas de este blog "TODOS LOS ROSTROS" o en http://es.groups.yahoo.com/group/valdenoceda/
Fábrica de sedas de Valdenoceda, más tarde prisión, en 1925.
Aproximadamente 700 presos de Valdenoceda se aprestan en 1942 a la marcha con destino al Destacamento Penal de Pedrosa de Valdeporres para emprender la construcción en trabajos forzados y régimen de redención de penas del tunel ferroviario de La Engaña.
Fotografía del preso Gabril Nieto Baeza, teniente del Ejército Republicano natural de La Solana, Ciudad Real, y de sus compañeros en Valdenoceda.
Fotografías del preso Antonio Roda de la Vega, de Posadas, Córdoba. Por orden del director de la prisión, y convencido de que este proceder fortalecía y cohesionaba los presos, en 1942 creó y seleccionó cuatro equipos de fútbol que jugaban los domingos por la mañana.
Fotografías del preso Antonio Roda de la Vega, de Posadas, Córdoba.
Fotografía del preso Gabril Nieto Baeza, teniente del Ejército Republicano natural de La Solana, Ciudad Real, y de sus compañeros en Valdenoceda.
Fotografía del preso Gabril Nieto Baeza, teniente del Ejército Republicano natural de La Solana, Ciudad Real, y de sus compañeros en Valdenoceda.
Fotografía del preso Gabril Nieto Baeza, teniente del Ejército Republicano natural de La Solana, Ciudad Real, y de sus compañeros en Valdenoceda.
Dibujos del notabilísimo y afamado pintor, caricaturista y dibujante madrileño José Robledano, (colaborador habitual de "El Sol", "Blanco y Negro", "El Imparcial", "La Esfera", "Mundo Gráfico", etc.), preso veterano de Valdenoceda y Porlier. Han sido extraídos del número 131 de febrero de 1979 de la revista "Historia y Vida". Los "Cuadernos de Prisión" de Robledano se encuentran depositados en la Biblioteca Nacional, a la espera de que investigadores futuros decidan estudiarlos y reeditarlos.
Dibujo de José Robledano en Valdenoceda, extraídos del número 131 de febrero de 1979 de la revista "Historia y Vida".
Dibujo de José Robledano en Valdenoceda, extraídos del número 131 de febrero de 1979 de la revista "Historia y Vida".
Dibujo de José Robledano en Valdenoceda, extraídos del número 131 de febrero de 1979 de la revista "Historia y Vida".
Dibujo de José Robledano en Valdenoceda, extraídos del número 131 de febrero de 1979 de la revista "Historia y Vida".